Es el cuarto punto de la lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero bien podría ser el primero, pues de él dependen la consecución o concienciación sobre la mayoría de los otros objetivos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera primordial garantizar a todos los niños y niñas del planeta una educación inclusiva, igualitaria y de calidad, antes de 2030, asegurando el acceso a todos los niveles de enseñanza e incluyendo tanto a los estudiantes de las grandes urbes como a los de las zonas rurales.

Aunque hay datos para la esperanza, como que la matriculación en Primaria ha alcanzado al 91 % de los menores en países en vías de desarrollo, el reto que hay que cumplir en una década es grande: según la ONU, en estos países, una de cada cuatro niñas sigue sin asistir a la escuela y en las zonas afectadas por conflictos, el 50 % de los menores que deberían asistir al colegio no están escolarizados. Además, 103 millones de jóvenes son analfabetos en el mundo y se calcula que seis de cada diez escolares no alcanzan un nivel básico de competencia lectora y matemáticas.

Para hablar de la importancia del cuarto ODS y de cómo se puede contribuir desde la Comunitat Valenciana a mejorar estos índices a escala global, Levante-EMV reunió en un desayuno informativo a representantes de todas las etapas educativas y de diferentes ámbitos que contribuyen a la formación del alumnado valenciano. Esta mesa de debate es la tercera que se celebra dentro de la campaña del periódico de Prensa Ibérica Media que se lleva a cabo gracias al apoyo de Facsa y Caixa Popular, todo con la finalidad de dar a conocer los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015-30, establecidos por la ONU.

Así pues, en la mesa se sentaron Laura Gabín, responsable de Formación y Desarrollo de Facsa; Maria Chapí, fundadora de la ONG Escoles Solidàries; y Alberto Villanueva, presidente de la Federación de Centros de Enseñanza de València (Feceval).

Junto a ellos, también estuvieron José Luis Navarro, director de Escuelas de Artesanos, y Carmina Valiente, directora del IES Lluís Vives, ambos de València y galardonados por la Generalitat Valenciana el pasado Nou d'Octubre.

En representación de la educación superior participaron Rosa García Bellido, vicedecana de grados en Educación Infantil y Primaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera; Encarna Mazón, directora de la Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València; y Mercedes Herrero Montagud, directora de Florida Universitaria.

La mesa estuvo moderada por Julio Monreal, director general de Relaciones Institucionales de Prensa Ibérica en València, y también contó con la participación de Lydia del Canto, directora de Levante-EMV.

Según las opiniones de los participantes, para poder ofrecer una educación de calidad es fundamental el papel del profesorado y, por tanto, la formación que reciben y que les ha de capacitar para llevar a cabo la tarea docente.

Otro de los retos en el que coincidieron los ocho invitados es que es necesario recuperar el «prestigio social» de una profesión que las familias ya no respetan. Asimismo, se trató la importancia de seguir poniendo en valor la Formación Profesional, sin olvidar la ética y la educación en valores.

Pedir responsabilidades

Durante las más de dos horas de debate, los invitados evidenciaron la necesidad de potenciar intercambios Erasmus y becas de movilidad más allá de las fronteras europeas y de forma bidireccional, además de animar al alumnado a visitar y emprender en países de otros continentes.

Carmina Valiente aseguró que la Educación es «el esqueleto que mueve todos los demás sectores y que vertebra todas las acciones de un país». Por eso, y como apunta la ONU, consideró que debe ser «equitativa y accesible a todos», ya que «deja huella en una sociedad, país o cultura». Rosa García Bellido aseguró que la educación es el «motor e impulso de un país».

Por su parte, Alberto Villanueva defendió que la calidad de la enseñanza «pasa por una buena formación del profesorado», pero lamentó que «no llegan los mejores a la escuela». «No todos tienen vocación y no son empáticos con los alumnos y descubren la realidad cuando hacen prácticas, por lo que hay un desfase muy grande en la formación», explicó.

Mercedes Herrero también coincidió en que una buena formación es «fundamental» para cualquier docente pero, sobre todo, insistió en que el profesorado universitario «debe tener, además del conocimiento, una base pedagógica y un reciclaje constante porque, si no, la incompetencia la pagan los alumnos». «Parece que hay cierta impunidad para los que no desarrollan su papel como toca; habría que pedirles responsabilidades», expuso.

Al igual que Herrero y Villanueva, Encarna Mazón también cree que a las carreras de Magisterio «no llegan los mejores», y que entre los titulados que ya ejercen «se ha perdido la vocación y no hay una evaluación». La primera medida para retomar el camino es, según propuso, la exigencia. «Una educación excelente no es posible si no tenemos exigencia; aquí no vale el corporativismo», manifestó.

No obstante, los centros tienen una visión diferente. Carmina Valiente, del IES Lluís Vives, no estaba del todo de acuerdo y aseguró que los docentes sí están «obligados a actuaciones continuas de formación y evaluación». «La vocación es deseable en todo y, si hay, es fantástico, pero yo exijo profesionalidad», argumentó. José Luis Navarro, de Escuelas de Artesanos, reflexionó en que si a las carreras que forman a los futuros profesionales de la Educación no llegan los mejores, la pregunta sería «cómo atraer el talento». Además, recalcó que se trata de perfiles que requieren mucha formación, con conocimiento en lenguas extranjeras y competencias digitales, ya que recordó que en este caso también «hay un marco europeo, pero no se exige».

Modelos más allá de Finlandia

Además de la Educación Infantil, sobre la que Alberto Villanueva explicó que es «donde empieza la sociabilidad» y donde ya se notan las primeras desigualdades, buena parte de la conversación se centró en cómo se puede mejorar la oferta de Formación Profesional y de las universidades.

En cuanto a la primera modalidad postobligatoria, Carmina Valiente expuso que en España «hay que trabajar mucho más» y que no solo Finlandia es un modelo educativo, también puede serlo la vecina Portugal, «que abandera los nuevos éxitos en Europa». Por otra parte, desde Escuelas de Artesanos detallaron que la FP Básica está «funcionando muy bien», pero que habría que preguntarse «por qué hay alumnos que no quieren seguir en el sistema educativo» a edades tempranas.

Sobre estos estudios, Navarro hizo hincapié en que a pesar de que «llevamos 30 o 40 años hablando de prestigiar la FP, seguimos igual y es necesario un impulso». El director también instó a «preocuparse solo en formar buenos técnicos que tengan ética profesional».

Precisamente, la realidad de la FP la conocen muy bien en Facsa. Laura Gabín reconoció que la renovación generacional hace que esta empresa dedicada a la gestión del ciclo integral del agua tenga dificultades para cubrir algunas vacantes. «Antes eran oficios muy artesanales con un modelo de enseñanza basado en el maestro y su aprendiz, pero ahora son empleos muy especializados», detalló. Fruto de la necesidad de encontrar profesionales bien formados y del contacto con la Conselleria de Educación, desde este curso se ofrece en Castelló un nuevo Grado Medio de FP dedicado a esta rama profesional. «Hemos cubierto 17 de las 20 plazas que se ofrecían y creemos que la oferta educativa debe estar alineada con el mercado de trabajo, por eso pedimos a las administraciones que nos escuchen», apuntó Gabín. Sobre la inserción laboral de los jóvenes, Navarro avisó de la precariedad y de que los titulados en FP «están muy demandados, pero eso hay que pagarlo».

Sistema circular

No solo la FP debe adaptarse a la realidad actual: también la universidad que, según Herrero,«tiene un reto muy importante» y para esto, además de la Administración como se ha mencionado en el caso de la FP, otro agente a tener en cuenta para el cambio social es el tejido empresarial. En este sentido, Encarna Mazón explicó que la cátedra que dirige es un «ejemplo de cómo los empresarios pueden educar en valores», desarrollando una «educación circular». Al principio ayudaban a jóvenes a emprender pero ahora, «esos jóvenes que emprenden, aquí y en otros países, también ayudan a los actuales estudiantes y tenemos mentores sénior y mentores júnior», detalló orgullosa.

Asimismo, desde Florida Universitaria Mercedes Herrero destacó que «como cooperativa, intentamos que haya un impacto social positivo e inculcamos la necesidad de resolver problemas reales».

Por su parte, Rosa García Bellido expuso que el cambio generacional de los universitarios, nacidos ya en la época digital, obliga a las instituciones a innovar en su manera de enseñar a los futuros profesores.

Tanto la UV como el CEU-UCH ofrecen a sus alumnos voluntariado en otros países, donde desarrollan proyectos de cooperación. Por su parte, en Florida premian trabajos de grado y máster sobre los ODS.

La labor de Escoles Solidàries

La invitada especial del Desayuno Informativo de Levante-EMV fue Maria Chapí, fundadora de Escoles Solidàries, una ONG de la Costera que cuenta con un centenar de voluntarios y que ensus 20 años de existencia ha beneficiado a numerosos estudiantes de Guatemala y Nicaragua.

Como contó Chapí, la ONG ofreció en Guatemala formación de Infantil y de Educación Inclusiva y el resultado ha sido «la creación de una unidad psicopedagógica, de comedores, pozos de agua y parques infantiles». La tarea de los voluntarios valencianos es la del «acompañamiento», pero la fundadora de la ONG también pidió «que los gobiernos se impliquen», así como las universidades.

Gracias a 190 donantes, que han entregado 250 euros al año durante un lustro, Escoles Solidàries ha becado a alumnos para que cursen la Secundaria. Dentro de la campaña de los ODS, parte de la recaudación de hoy por la venta de la edición impresa de este periódico se donará a la ONG, para contribuir con el cuarto objetivo de la ONU.