Llegan las navidades y con ellas, los regalos los, adornos, los polvorones la familia y por supuesto las cenas de empresa.

Un estudio de una web de relaciones personales muestra que la mayoría de los asistentes acuden a la fiesta sin cargar con su vergüenza habitual, con ganas de pasárselo en grande y con pocas intenciones de controlarse con la bebida. Los resultados suelen ser arrepentimiento, una connotación negativa tanto en la reputación como en el empleo del trabajador y una vuelta a la oficina, cuanto menos, bochornosa. Por ellos es importante recordar que lo que se hace en esas fiestas se hace delante de todos los compañeros de trabajo y que lo que ocurre en las cenas de empresa, desde luego, no se queda en las cena de empresa.

El primer paso para organizar una cena de empresa es elegir el lugar. Es importante que ofrezca variedad de menú y que tenga un coste económico asequible por la empresa, en caso de que el gasto corra de su cuenta, o asequible por todos los componentes de ella, en caso de que cada uno pague de su bolsillo.

Lo segundo que ha de tenerse en cuenta es el número de asistentes. Siempre se tendrán que organizar estos eventos con antelación, pero más aun si asistirá un número cuantioso de persona. Depende del sitio se tendrá la opción de dividirse en grupos. Es una alternativa como otra cualquiera, se evitan los gritos y se crea un ambiente algo más intimo y organizado. Normalmente se recomienda que los grupos sean de 12 personas.

La segunda elección clave del festejo es el menú. Normalmente se debe elegir uno para todos por ello es importante que el propio menú ofrezca platos diferentes donde escoger.