La temporada de bodas ha empezado, y yo muy contenta de poder asistir a cuantas más celebraciones sea posible. Vivir de cerca la historia de muchos novios hace que me plantee lo diferentes que pueden llegar a ser las bodas y que cada una, con sus tradiciones y modernidades, se convierten en un momento único e irrepetible para la pareja de protagonistas.

Una de las últimas, celebrada en Cartuja de Ara Christi, me hizo conocer el sentir del mundo fallero de un modo diferente. Nunca pensé que una pareja de amantes de esta fiesta valenciana llegase al punto de querer incorporar guiños de nuestra fiesta en el día de su enlace.

Pero así fue, y además de contar con la colaboración de un artista fallero que elaboró con mimo las iniciales de los novios dando la bienvenida a todos los invitados, pude ver con sorpresa como una de sus invitadas no dudó en lucir un moño trenzado como los que solemos ver en la semana grande de la ciudad.

Debo decir eso sí, que los guiños fueron muy discretos, y que si no me hubiesen avisado de estos detalles quizás no me habría percatado, probablemente por la gran cantidad de detalles que se prepararon para el evento y por la amplitud del espacio, un monasterio perfectamente restaurado que hizo las delicias de los casi 200 asistentes al evento.

Podréis ver más detalles de esta boda y muchas más en mi blog srtalimon.com