Como indica la doctora Almudena Navarro, especialista en endocrinología pediátrica del Hospital Quirónsalud Valencia, “la razón de este aumento no es solo por factores genéticos, sino también ambientales y, aunque no existe una única causa definida, los cambios en el estilo de vida, la tendencia al sedentarismo y los malos hábitos alimentarios serían los factores determinantes”.

Pero, ¿cómo saber si nuestro hijo es diabético? Como explica la doctora Navarro, “los signos suelen aparecer de una manera larvada durante días o incluso semanas antes de la descompensación glucémica”.

Para recordarlos fácilmente, la especialista recomienda la regla de la cuatro P: Polidipsia (beber mucha agua), Poliuria (orinar muchas veces y mucha cantidad, incluso incontinencia urinaria nocturna), Polifagia (comer más de lo habitual) y Pérdida de peso (llama la atención porque a pesar de comer más, está adelgazando de forma progresiva, puede estar cansado, etc.).

Ante la aparición de estos síntomas hay que consultar a su pediatra lo antes posible, ya que con una simple gota de sangre del dedo se obtiene la glucemia capilar y puede confirmarse. Lo ideal es un detección precoz para evitar una mayor descompensación y, por tanto, lograr una mejor y más rápida respuesta al tratamiento.

Niños gorditos, adultos diabéticos

Mención especial hay que hacer al problema del peso en la infancia, ya que, en la actualidad, aproximadamente uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso y hasta un 14% tiene obesidad. “Se trata de un problema que se inicia ya en la primera infancia y que es importante controlar de forma precoz para evitar los problemas médicos asociados e, incluso, las secuelas en el adulto joven, como la diabetes tipo 2”, apunta la especialista.

Se habla de obesidad cuando hay un excesivo peso para la talla del paciente. Y ello es debido a múltiples factores, tanto genéticos como ambientales. Hay que centrarse en los ambientales puesto que los genéticos difícilmente serán modificables.

“Como norma general es muy importante tener en cuenta esta frase que suelo utilizar mucho en mi consulta”, explica la doctora Navarro, quien subraya que “nuestro peso depende del equilibrio entre lo que comemos y lo que gastamos”.

En otras palabras, es fundamental comer sano y variado, adecuando la dieta en cada momento a la edad del niño, así como a sus necesidades nutricionales de una manera individualizada. Pero también es imprescindible practicar hábitos de vida saludables.

La especialista recomienda inculcarles desde edades muy tempranas la práctica regular de ejercicio físico, adaptándolo siempre a cada etapa de la vida, y no solo para mantener un peso adecuado, sino por los múltiples beneficios que representa para ellos, tanto en el plano físico como en el emocional.