La hernia discal es la afectación del disco intervertebral como consecuencia de una degeneración o de un sobreesfuerzo, un daño causado por traumatismos o por cambios degenerativos diversos. La salida del núcleo pulposo hacia el canal vertebral, a través del anillo fibroso postero-lateral o ligamento amarillo, provoca un estrechamiento del canal intervertebral, por donde sale la raíz nerviosa, y el resultado es la compresión de esta raíz.

Si la presión es débil, se altera la sensibilidad; si es mayor, se modifica la función motora: "En la superficie de la raíz nerviosa están las terminales sensitivas, por lo que se dañan ante presiones leves; en el interior se encuentran las terminaciones motoras, que aguantan más la presión suave y se lastiman si la presión es intensa", explica el doctor Héctor Rupérez, jefe del servicio de cirugía ortopédica y traumatología de Hospital Quirón Valencia.

Las hernias de disco son más frecuentes a nivel cervical y lumbar, por ser estos los segmentos con mayor movilidad de la columna. La sintomatología que presentan también es distinta: "Mientras que en la cervical se presenta como un dolor afectado cerca o sobre las paletillas, daño al girar el cuello y debilidad en los brazos, la lumbar se manifiesta como dolor lumbar o ciática y hormigueo en las extremidades", aclara el doctor Rupérez.

Tratamientos conservadores

Aproximadamente un 85% de los pacientes con hernia de disco mejoran con un tratamiento conservador. "Teniendo en cuenta lo delicado y comprometido de la zona y la cantidad de nervios que allí se encuentran, se desaconseja, a no ser que sea imprescindible, la cirugía. El organismo tiende a reabsorber el disco, secándolo y reduciendo su tamaño, con lo que la afección de los nervios también remite", advierte el especialista.

Salvo que se produzca una pérdida de fuerza muscular o un dolor imposible de soportar, todos los pacientes deberán someterse a un tratamiento conservador durante un periodo de unas cuatro a seis semanas: reposo, relajantes musculares, termoterapia, analgésicos, collarines o fajas lumbares, infiltraciones y terapia efectuada por fisioterapeutas.

Técnicas quirúrgicas

Entre las técnicas quirúrgicas más habituales, el especialista destaca las siguientes:

Laminotomía. Consiste en llegar hasta la raíz nerviosa y la hernia discal, abriendo el espacio que hay entre las láminas de dos vértebras yuxtapuestas, para ampliar el agujero de conjunción y descomprimir la raíz nerviosa.

Discectomía. Con ella se extrae exclusivamente el material discal herniado, sin romper ni sacar el hueso vertebral. Cuando se amplía ligeramente el agujero de conjunción para acceder al material discal el procedimiento se denomina discectomia con laminotomia.

Microdiscectomía. Es una discectomia que se practica usando un microscopio, con una incisión y una manipulación quirúrgica muy pequeña y, por lo tanto, un plazo de recuperación muy breve.

Laminectomía. Este método permite quitar toda la lámina de una vértebra, lo que también descomprime la raíz nerviosa. También se usa en casos de estenosis espinal para descomprimir la médula.

Artrodesis. Esta técnica consiste en fijar dos vértebras. Se puede hacer mediante la colocación de un injerto de hueso entre ambas vértebras o usando, además, unas placas metálicas para fijar ambos cuerpos vertebrales Se usa en los casos de espondilolistesis o escoliosis que hay que operar. A veces, también tras hacer una aminectomia, para evitar la inestabilidad de la vertebra cuya lámina se extrae.