A principios del s.XX, Valencia abrazó el modernismo de un estilo más urbano y estético que se caracterizó por su ornamentación inspirada en la naturaleza, la flora y la fauna, pero en levante adoptó otra faceta. A través de ellos se realizó una exaltación a la cultura y tradiciones valencianas. Así en numerosos edificios de la ciudad se pueden ver mosaicos de colores, esculturas y adornos que rompen con la sobriedad del Renacimiento.

El arquitecto Demetrio Ribes fue el encargado de construir la Estación de Norte en 1906 que quedó inaugurada en 1917. Su fachada se caracteriza por sus motivos inspirados en la agricultura valenciana y por sus espectaculares cerámicas vidrieras y el 'trencadís'. Naranjas, barracas, la Albufera y las mujeres con el traje tradicional valenciano son algunas de sus singulares representaciones.El edificio fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1961.

La exuberante ornamentación del diseño del vestíbulo, la belleza de sus taquillas de madera, el reloj de bronce, los azulejos que visten las paredes y techos, forman un conjunto que elevan al edificio a un alto grado de perfección de visita obligatoria.

La gran estructura de hierro da cobijo a la multitud de viajeros y se ha convertido en testigo de los numerosos eventos y reivindicaciones que se suceden a sus puertas.

Además, la Estación del Norte constituye uno de los mejores edificios de la arquitectura civil valenciana y se ha convertido en uno de los puntos de referencia monumental y más representativo de la ciudad.

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