El Mercado Central se ha transformado en un contenedor de actividades de índole cultural y gastronómica. Desde cursos de cocina a flashmobs, pasando por exposiciones o presentaciones de espectáculos teatrales. "Queremos que en el mercado pasen cosas, que siempre haya un atractivo, y creemos que lo estamos consiguiendo", apunta el representante de los vendedores.

Está especializado en producto fresco y cuenta con un total de 298 paradas.Recientemente se han firmado varios convenios con la Universitat y diversas salas culturales de la ciudad, que se traducen en descuentos del 25% para los clientes en el caso la Rambleta o en el sorteo de entradas para la Sala Ruzafa.

No son las únicas ventajas para quienes visitan (y consumen) en este singular centro comercial. Los códigos Bidi distribuidos a lo largo del recinto ocultan ofertas secretas al tiempo que la tarjeta de fidelización da derecho a rebajas y obsequios a los compradores asiduos.

De este modo, los vendedores del mercado pretenden resistir, como hasta ahora, el envite de los nuevos tiempos, aunque para ello han de superar dos grandes desafíos vinculados a las administraciones públicas. En primer lugar, que se concrete la adjudicación del nuevo aparcamiento subterráneo que debe dar servicio a este centro; y en segundo, que se resuelva la avería del sistema de aire acondicionado antes de que, con la llegada de la primavera, el mercurio vuelva a elevarse.

Mientras tanto, este bello histórico edificio continúa encerrando, cada mañana, una pequeña ciudad de comercios donde la calidad del género fresco es la razón de ser. Todo un placer para los sentidos en la catedral gourmet de Valencia.

El auge del turismo (cientos de visitantes transitan a diario por los corredores del mercado) llevó a la Asociación de Vendedores a plantearse una fórmula para facilitar la compra de los clientes foráneos, que ya no tienen que llevar el género en la maleta. "Basta con encargarlo y nosotros lo enviamos a su país de origen", explica Dasí. Como no, el alimento con mayor tirón es el jamón, seguido de especias y salazones. Y el destino preferente, Italia.

Para los de casa también se ha diseñado una serie de servicios a fin de animar el consumo y hacerlo compatible con los cada vez más exigentes horarios laborales. Como el aparcamiento, el pago centralizado con tarjeta de crédito, el pedido telefónico y online y la consigna frigorífica. ¿En qué consiste? Lo explica Francisco Dasí: " Permite que los clientes puedan hacer sus compras bien en el propio mercado o bien en su domicilio, y recogerlas hasta las 21 horas sin ningún coste adicional".

Todas estas herramientas se articulan a través de la nueva página web y de sus perfiles en las redes sociales para acercarse a un público más joven. "Nuestro gran reto es que la gente joven venga, conozca el mercado y después compre", admite Dasí. El perfil más deseado es el de un consumidor de 30 años en adelante, con un enfoque centrado en la salud y la familia.