El planeta encara una transformación radical en los próximos años. Una revolución que se sustenta sobre dos patas, una ecológica y otra digital, y que es inevitable aunque tope con algunas resistencias. No parece haber elección, o te subes al tren o dejas que te arrolle una locomotora que ya ha empezado a coger velocidad y que no espera a nadie. El papel fundamental que van a jugar la sostenibilidad y la digitalización ha quedado patente en el diseño de los fondos europeos para la recuperación tras la pandemia, que priorizan para su reparto estos dos aspectos por encima de cualquier otro. Unas exigencias que suponen un enorme reto para las empresas, que deben voltear su forma de trabajar en un corto plazo de tiempo.

El proceso puede asustar, y asusta, a algunos actores tradicionales que han desarrollado con éxito su modelo de negocio bajo los antiguos parámetros. Pero, dicen los expertos, lo inteligente no es negar la evidencia sino asumir que el ‘tsunami’ tecnológico ha llegado para quedarse y entender que trae consigo también oportunidades. Con el objetivo de entender dónde residen esos puntos calientes del proceso y concienciar acerca de su importancia, Levante-EMV y la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) dedican a la digitalización la segunda parte del ciclo de desayunos informativos «La empresa del futuro», que en su primer episodio ya puso el foco en los retos que comporta la transición verde.

Los expertos inciden en que digitalizarse no es solo comprar tecnología sino transformar el modelo de negocio de la compañía

Al encuentro, celebrado en las instalaciones de la patronal valenciana, asistieron representantes de empresas y consultoras especializadas en la materia: José Rosell, CEO de S2 Group y presidente de la Comisión de Sociedad Digital de la CEV; Francisco Diana, director de estrategia de Nunsys; Nuria Lloret, presidenta de la Asociación de Empresas de Consultoría del Terciario Avanzado de la Comunitat Valenciana (Aecta); Joaquín García, CEO de Aydai y presidente de la Asociación de Empresas de Tecnologías de la Información, Comunicación y Electrónica de la Comunitat Valenciana (Avetic); Javier Reina, presidente de la Asociación Terciario Avanzado de Alicante; Fernando Saludes, presidente de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit) y Laura Olcina, directora gerente del Instituto Tecnológico de Informática (ITI). El debate estuvo moderado por Julio Monreal, periodista y director de relaciones institucionales del diario Levante-EMV y el resto de medios de Prensa Valenciana.

"Falta talento. Si llegan 40 personas formadas a mi empresa, las ficho hoy mismo"

Francisco Diana - CEOS2 Grupo y presidente de la comisión digital CEV

Rosell fue el encargado de abrir el encuentro, y lo hizo sin paños calientes, reconociendo el «retraso» que existe en cuanto a digitalización en España y en la Comunitat Valenciana respecto a otros entornos internacionales, por lo que apela a «no dejar pasar el plan de recuperación» de Bruselas para implicar a «cualquier sector» en este proceso «ineludible» y «urgente». De hecho, apunta que la comisión que preside en la CEV nace con el objetivo de «concienciar» sobre su importancia.

"La transformación implica al negocio, a las personas y a la tecnología"

Francisco Diana - Director de Estrategia de Nunsys

Y lanza una primera afirmación con la que coincidió el resto de expertos: «Comprar un ordenador no es digitalizarse, implica mucho más que todo eso. Es un proceso que no tiene que ver con adquirir tecnología sino con un cambio de negocio y de la forma de hacer las cosas». Así, llama a las empresas a invertir en «activos intangibles» como han hecho agentes turísticos extranjeros con plataformas como Airbnb o Tripadvisor, que «se llevan mucho dinero jugando con activos que son nuestros».

Para trascender la simple compra de material, Saludes apela a «fomentar una cultura de la digitalización» entre las empresas para que implementen un «modelo distinto de negocio» ya que en su experiencia es habitual que las firmas se doten de «infraestructura costosa para seguir haciendo lo mismo». Por eso, explica que Redit pone el foco durante sus labores de asesoramiento en los pasos iniciales. «Lo primero es identificar el grado de digitalización, ver dónde estás y luego abordar un proceso ordenado en el que es muy importante que la empresa entienda qué está haciendo cuando se digitaliza, porque es vital que esté convencida».

"Hay sectores maduros y rentables que no entienden que les toca cambiar"

Nuria Lloret - Presidenta de AECTA

La presidenta de Aecta, Nuria Lloret, incide en que el proceso «requiere un cambio de mentalidad» y que las empresas comienzan a darse cuenta de que «primero hay que hacer un análisis de dónde quieres estar», pero con la vista puesta en el corto plazo «porque esto va muy rápido», advierte, por lo que entiende que no tiene demasiado sentido ir más allá de esos plazos. Cuando fijas esos objetivos, añade, «ya puedes plantearte qué tecnología necesitas».

Javier Reina también comparte la receta. «Antes de digitalizar hay que saber lo que quieres. Las empresas a veces buscan tecnología para resolver sus problemas, pero no saben cuáles son sus problemas». Por eso, afirma que la consultoría es «fundamental» para esa labor de «asesoramiento», pero alerta de que «no todas las pymes pueden acceder al mismo nivel que las grandes empresas». «Se está monopolizando por los grandes y los demás iremos detrás, intentando copiar», predice.

"Si queremos una transformación real tenemos que formar desde los 3 años"

Joaquín García - CEO de AYDAI y presidente de Avetic

«Ojalá la digitalización fuera invertir en máquinas, sería más sencillo», ahonda Laura Olcina. La directiva del ITI lo define como «un proceso donde se cambia la estrategia de la empresa. No es solo hacer lo mismo pero ‘online’, sino que hay que replantear lo que el mundo digital puede ofrecer». Y respalda el papel de la consultoría y la pedagogía porque «una empresa no puede pedir algo que no sabe que necesita».

Joaquín García explica que su empresa, Aydai, ha desarrollado un método peculiar para dejar claro que el proceso de digitalización es integral. «Empezamos por quitar los folios e impresoras de la empresa». El objetivo, detalla, es «provocar un shock», ya que aunque admite que una empresa digital puede seguir usando papel, este paso ayuda a tomar conciencia del alcance del cambio que afronta. «Es fundamental mentalizar y convencer» a la compañía, añade, porque «si la digitalización se hace por moda o subvención, te puede ayudar quien quieras que no llegarás muy lejos», advierte.

"Hay quien se dota de infraestructura muy costosa para seguir haciendo lo mismo"

Fernando Saludes - Presidente de Redit

Francisco Diana, por su parte, enumera las tres esferas en las que centrar el proceso. «Se interviene en el negocio para repensar el modelo en el que queremos estar, en las personas para intentar cambiar su mentalidad y en la tecnología para integrar a todas las unidades empresariales».

Ese segundo estadio tras sentar los objetivos, el que afecta a la plantilla, es el que los expertos sitúan como crítico. García lo llama «evangelización» y Diana confirma que «la inmensa mayoría de las situaciones más problemáticas que impiden avanzar» surgen del capital humano, «empezando por la propia dirección». Y es que, según el director de estrategia de Nunsys, «de la misma manera que un CEO no puede dirigir una empresa sin conocimientos financieros ahora tampoco puede hacerlo sin conocimientos digitales».

«Las personas son un punto vital del proceso. Si no se les ayuda a que entiendan estos cambios, va a ser complicado», añade Lloret. Y Olcina concreta el origen del problema en una frase: «Siempre lo hemos hecho así y nos funcionaba bien». Asegura que es la que más se repite y que es el «principal enemigo» de esa evangelización hacia la transformación digital.

Esa situación, enlaza Lloret, se da especialmente en sectores «muy maduros y rentables que no entienden que les toca cambiar su modelo. Es duro y va a provocar una reestructuración y un cambio de modelo productivo, pero no hay alternativa. No es un problema, es la solución». «El coste de oportunidad de no hacerlo es inimaginable», añade Olcina.

"El sector tiene un problema con la falta de talento y la brecha de género"

Laura Olcina - Directora gerente del Iti

En ese sentido, Rosell detecta que «muchas empresas adoptan posturas defensivas cuando esto no es una amenaza, es lo que hay y lo tienes encima. Te estás ahogando, así que ponte las pilas porque si no, nos van a pasar por encima como un tsunami», exclama.

Las intervenciones dejan otro punto de encuentro fundamental: hay que repensar el sistema educativo porque falta talento. El directivo de la CEV ilustra esa necesidad al asegurar que «si me pones a 40 personas formadas en la puerta de mi empresa, las contrato a todas». García remonta el problema a mucho antes de la universidad: «Si queremos una transformación real de la industria y de la sociedad tenemos que formar desde los 3 años».

Todos coinciden, pero el problema de Rosell para fichar talento no puede esperar tanto. Por eso, pide un impulso público a la educación para extender la formación digital a todos los ámbitos. «Necesitamos gente preparada y que sepa de Inteligencia Artificial. Pero no informáticos, sino filólogos, abogados, criminólogos...». Aquí se abre un debate, ya que Reina discrepa: «Un abogado no tiene que saber programar. Si intentas llegar a todo al final acabas siendo un mediocre». Pero Rosell replica que «no tienen que programar, pero sí saber programar». Lloret pone el foco en el profesorado, a quien no ve preparado para la revolución, y concluye pidiendo un cambio de estudios: «Estamos creando trabajadores de hace 30 años que no sirven para la empresa ni para la sociedad».

Un instante del desayuno en las instalaciones de la patronal valenciana. F. Bustamante

Agilidad y capilaridad, claves para la gestión de los fondos europeos

A diferencia de otros cambios profundos, la nueva economía estará respaldada por una ingente cantidad de fondos públicos con los que Bruselas quiere potenciar las dos transiciones fundamentales: la verde y la digital. Por tanto, el éxito de ambas dependerá en buena parte de la gestión que se realice del dinero por parte de las Administraciones pero también del grado de madurez de los proyectos que se presenten para ser financiados. Los representantes del sector tecnológico remarcan la importancia de inyectarlos de forma ágil, equitativa y afinada para no perder el tren.

Francisco Diana es contundente:«Es una oportunidad que no sé si tendremos otra vez, hay que aprovecharla». Y para eso, pide que los gobiernos gestionen las ayudas con velocidad, ya que «al resto de la competencia le va a dar igual lo que haga la UE o España hasta repartir el dinero».

La agilidad dentro del ámbito europeo también será importante, según Nuria Lloret. «El dinero que no gastemos volverá a laUE y acabará en Alemania y otros países», alerta. Y pone el ejemplo de Berlín como caso en el que se han «simplificado los requerimientos» para presentar proyectos. «Sin ese proceso es muy difícil que podamos gastar todo el dinero en el tiempo que nos da la UE. Hacerlo sencillo es lo que de verdad ayuda a las pymes», dice.

Esa última frase responde a los temores mostrados por Joaquín García y Javier Reina acerca de que el reparto vaya a quedarse en las grandes compañías. «Es una oportunidad pero también un riesgo. El 90 % de empresas en España son pymes, así que necesitamos capilaridad», exige el primero. Mientras que el líder de la asociación del terciario alicantino advierte de que muchas pequeñas empresas «deben pagar para recuperar la subvención al tiempo» en un momento en el que «han consumido sus recursos por la pandemia». Además, pide no perder de vista las «exigencias» de Bruselas para que la «oportunidad» no se convierta en una«trampa».

Saludes celebra el giro de laUE respecto a 2008 pero también duda del reparto. «El sistema de los Perte es poco efectivo para las pymes», señala.

Para Laura Olcina, que admite su «preocupación» por cómo se van a articular, el reto es «no recrear infraestructuras fallidas o proyectos innecesarios». La directiva del ITI, que aglutina a más de 260 compañías, respalda la petición de que los fondos lleguen a la pequeña empresa sin olvidarse de las «tractoras». Además, no solo apunta a la Administración:«la colaboración entre empresas es una asignatura pendiente y es clave en el nuevo sistema».

Rosell ve el plan español «razonable» y se sube al carro del «espíritu asociativo», porque «hay que trabajar mucho para que el dinero fluya.Requiere ponerse a pensar y mucha reflexión».