La Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia ha denunciado una mayor permisibilidad con las fallas y un aumento de los problemas con el tráfico, los transportes públicos y la seguridad. Así lo aseguró ayer su presidenta, María José Broseta, tras la reunión en la que las asociaciones abordaron la situación de la ciudad en plenas fiestas josefinas.

Según Broseta, el principal problema es el corte de calles que en condiciones normales asumen gran cantidad de tráfico. A casos como la calle Fontanares, que ya se ha cortado otros años para disgusto de la asociación, se han unido este año ejemplos como la calle Brasil, obligando, además, a desplazar tres líneas de autobús por el paseo de la Petxina. «Es el primer año que se hace y se podía haber buscado una alternativa. La gente se está volviendo loca con las paradas», aseguró.

También se han desplazado estaciones del la línea 71 en el entorno del Hospital General, obligando a los autobuses ha hacer una extraña maniobra por la Avenida del Cid.

Otro de los problemas denunciado en la reunión de ayer fue la fuerte y a veces peligrosa ocupación de la vía pública por terrazas. Broseta se refirió concretamente a las calles iluminadas de Russafa y a las mesas que se ponen en las aceras, que dificultan el paso de la gente y pueden causar una desgracia. Dejar estas terrazas es, a su juicio, como si en las calles cercanas a la Plaza del Ayuntamiento dejaran las mesas en las horas de la «mascletà».

«Me imagino que todas las carpas y todas las terrazas tendrán los permisos del Ayuntamiento, pero si es así se debería haber controlado más», dijo Broseta, que asegura que «cosas que no habían pasado antes están pasando este año».

De hecho, desde la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, que hará balance de las fiestas después del 19 de marzo, tienen previsto dirigirse a los servicios municipales, sobre todo a los de tráfico, para hacerles llegar esta sensación, que viene a invertir una dinámica que había sido positiva en los últimos años.

Curiosamente, uno de los barrios más conflictivos en este sentido, que es el del Carmen, parece que camina en sentido contrario. El presidente de Amics del Carme, Antoni Cassola, ha detectado más presencia policial, menos actividades autorizadas y la garantía de que los servicios de limpieza llegarán a todos los rincones. En las reuniones con la Policía Local así se lo han hecho saber y dice afrontar la recta final de las Fallas con la esperanza de que sean menos conflictivas que nunca, aunque Cassola recuerda que «estas fiestas siempre son imprevisibles y no se puede aventurar nada».