La Falla Castielfabib-Marqués de Sant Joan "vuelve a los origenes" de la fiesta y ha elaborado una "metáfora de la madurez" con 22 termiteras construidas con madera y muñecos de cera, "como se hacía antes", explica su artista fallero y arquitecto Miguel Arraiz, aunque el monumento "Tinc nostàlgia de futur", compite en la sección Experimental. Arraiz ha querido recrear en su segundo monumento grande "la evolución de las personas que empiezan la vida como los brotes verdes de la falla infantil, vírgenes y sin ideas preconcebidas, pero pueden acabar como un paisaje deteriorado como las larvas y rindiéndose", explica a Levante-EMV en un descanso del montaje de la falla que han realizado los mismos miembros de la comisión. Las 22 torres, elaboradas con madera viselada y levantadas al tombe por los falleros, también representan la teoria del caos de la naturaleza: "la parte está en el todo y el todo está en la parte..." Por ello, el termitero de Castielfabib está "geometrizado porque se ha diseñado aplicando la matemática fractal que aparece en la naturaleza, con formas geométricas y orgánicas a la vez". Por eso para entenderla hay que ir a verla. La preocupación por el medio ambiente también llevó a los miembros de esta inquieta falla a proponer al Ayuntamiento de Valencia que reutilizaran las cenizas de la quema como fertilizante (posible porque sólo se quema madera, 9 toneladas de sustrato vegetal y cera). "Muy interesante", les contestaron, "pero esa noche no hay servicio de limpieza de jardinería".