Una 'dansà' para la historia: así se estrenaron los niños falleros en 2012

La plaza de la Virgen acogió ayer un hecho insólito en la historia de las fiestas en honor a la Mare de Déu. Por primer vez el público pudo ver en la víspera del día grande una 'dansà' con niñas y niños como protagonistas. Hasta ayer las danzas tradicionales en honor a la patrona de Valencia eran cosa de los grupos folclóricos, la fallera mayor y su corte de honor, que se celebran por la noche.

En cambio ayer eran las niños, entre ellos más de un centenar de falleritos, quienes hicieron sonar sus castañuelas al unísono. Nada más y nada menos que unas 200 parejas deleitaron al público con su arte y sus sonrisas. En la calle Micalet se notaba minutos antes un ambiente diferente. Una larga hilera de niños y sobre todo niñas de todas las edades aguardaba a salir a la plaza. Pasaban el rato entre risas y canciones infantiles que gritaban alto para pasar el tiempo y matar el nerviosismo.

Encabezando a los pequeños artistas se encontraba con una sonrisa imborrable una de las grandes protagonistas de la jornada festiva de ayer: la fallera mayor infantil, Rocío Pascual. Mientras que toda su corte vistió durante la 'dansà' con el segundo traje oficial, el modelo del siglo XVIII, ella estrenó un llamativo traje en colores blanco y berenjena.

Antes de salir a la plaza que estaba a tope de público, todo eran últimos preparativos e ilusión. "Es una oportunidad única, es muy especial que puedan bailar en las fiestas de la Virgen. Es muy emotivo", decía Susana, la madre de Lucía y David que se disponían a bailar. Lucía, de 13 años, decía muy segura de sí misma que "después de tantos ensayos lo que tengo es más ganas que nervios".

"Este baile significa futuro"

En la cola de espera dando las últimas decisiones estaban Nieves Salvador y Ximo Vayà, del grupo de danza Portalet de Benicalap. Pedían que esta 'dansà' infantil arraigue y explicaban que "quizá los más pequeños no tengan tanta técnica, pero aportarán más frescura y naturalidad". Y efectivamente eso es lo que se vio en la plaza minutos después. Si bien algunos pequeños se perdían en los pasos o se despistaban, ofrecían sin parar sonrisas y ganas por hacerlo lo mejor posible. El público quedó rendido a los pies de las pequeñas y la opinión era unánime: que se repita todos lo años.

Como señalaba un espectador, Pedro Peñarrubia, esta iniciativa "es positiva porque significa futuro, porque hay cuidar las tradiciones desde que son pequeños". Rosa, otra espectadora incidía en esta mi idea, que "los pequeños tienen que participar en todos los actos para que se les inculque las tradiciones".