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Jóvenes en grupo y vestidas al estilo occidental, nuevo perfil de los carteristas

La policía detecta la llegada de autobuses con indigentes y nuevos modelos de delincuencia

Trileros, ayer en una calle de Valencia. m. á. montesinos

Las Fallas, además de ser el principal foco turístico de la ciudad, se han convertido un año más en el foco de la indigencia organizada y de los delincuentes. Carteristas, trileros y pedigüeños crecen en número estos días al calor de las fiestas falleras y de las cientos de miles de personas que se amontonan en torno a los actos oficiales, esencialmente «mascletades», castillo y ofrenda.

Este año, sin embargo, se está notando una especial presencia de mendigos y de carteristas, con un perfil distinto al que han mostrado en años anteriores y con una incidencia todavía por demostrar. Según fuentes consultadas por este periódico, este año hay más carteristas nacionales e internacionales, algunos llegados de Barcelona, donde su número ha crecido mucho y los Mossos d´Esquadra han elevado la presión. Tienen, además, un perfil distintos. Si antes eran principalmente grupos de serbo-bosnias perfectamente identificables, este año hay mucha presencia de chicas rumanas que se mueven en grupos de cuatro o cinco personas y que visten al estilo occidental, de manera que son más difíciles de controlar por la policía y por las posibles víctimas.

También de Rumanía han llegado en autobuses gran número de indigentes, no directamente del país sino de países del sur de Europa como Italia o Francia. De hecho, muchos de ellos chapurrean estos idiomas y se hacen entender en español. Suelen ser, según las fuentes, mujeres que se dedican a limpiar coches en los semáforos y a pedir en los supermercados y las iglesias. Los hombres, por su parte, se dedican a la chatarra, quedándose incluso algún tiempo más en Valencia para probar suerte. Las fuentes aseguraron que en estas fechas los centros de acogida de transeúntes se llenan y permanecen así varias semanas después de las fiestas.

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