Nayra Gandia Gómez regresa, aunque realmente, nunca se había ido. La comisión de Guillem de Castro-Triador fue noticia el pasado ejercicio por un hecho único en la historia de la fiesta: el 7 de febrero de 2014 fue nombrada fallera mayor infantil una niña que aún no había nacido. Lo hizo siete días después. Esa era Nayra. Su madre, Yentel Gómez, iba a ser la fallera mayor ese año, pero el embarazo le hizo desistir (por cuestión matemática, habría estado de ocho y nueve meses en el momento crítico del calendario), pero a cambio se hizo el nombramiento más infantil de la historia. Tuvo banda, desfiló en la Ofrenda «dormida todo el camino y se despertó justo cuando enfilábamos ya el final y lo vio todo» y en la entrega de premios, porque su fallita tuvo «palet». Y hasta tuvo fallera mayor, porque el puesto de su madre fue ocupado por Esther Bueno.

Una promesa es una promesa y en el presente ejercicio, la madre ha cumplido una palabra dada y ha sido nombrada, esta vez sí, fallera mayor aunque sea con un año de retraso. En una falla pequeña, con un censo muy limitado, ¿quien podría acompañarla como fallera mayor infantil? Más fácil imposible: Nayra nuevamente, que así bate un nuevo récord en la fiesta: ocupar el trono de una comisión dos veces con apenas un año de vida.

Nayra ha sufrido los cambios propios de pasar de bebé a niña de un año. Ya se tiene en pie, ya tiene la viveza propia de la edad, pero su madre asegura que «más buena no puede ser. Ni te enteras de que está. Es un amor de criatura». Acudirá a los actos que el sentido común dicte. En la presentación de los proyectos del sector, por ejemplo, no estuvo, pero Yentel pasó un buen rato explicando a la corte de la fallera mayor infantil la curiosa historia. «En la Ofrenda, si podemos, cubrirá el tramo final andando. Ya habrá cumplido un año y un mes. Si puede, lo hará».

Por si fuera poco, Nayra presidirá una efemérides: el 75 aniversario de la primera falla infantil de Triador. Con ese motivo fueron los primeros de la ciudad en dar a conocer su boceto en los primeros días de abril.

Triador está pasando un año complicado. De las comisiones modestas del barrio había capeado bastante bien el temporal de la crisis, pero este año se han ido treinta personas, una cantidad enorme para su censo. Pero seguirán luchando por el futuro de la misma. Además, hay que asegurar la pervivencia anque sólo sea por Nayra: «cuando tenga ocho o nueve años, que ya se entere de verdad... volverá a ser fallera mayor infantil».