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­La pieza básica en el concurso de fallas de este año es el sorteo de jurados. Por primera vez, los calificadores no se hacen por designación directa, sino metiendo a los candidatos en un mismo sorteo, igual para todas las categorías (excepto Especial y Primera A, que han elegido sus propios expertos). El notario Salvador Albors es quien ha dirigido un proceso que ya está hecho mucho antes de lo que se creía. Un episodio de alguien que es un personaje ya conocido en la fiesta.

¿Desde cuando está hecho el sorteo?

Desde el jueves pasado. El secretario general y yo nos reunimos en mi despacho y se llevó a efecto. Ahora, las listas están hechas a la espera de que empiecen a hacerse las llamadas telefónicas.

¿Cómo se realizó el sorteo?

Mediante un saco oscuro. Se introdujeron los nombres según tipo de jurado (hay cuatro tipos de jurado, en función a su experiencia) y se fueron sacando empezando por la sección más alta. También se comprobaron las incompatibilidades. Los números los extraía yo personalmente.

¿Está preparado para que lo comparen con el "bambino", aquel que dejó fuera del Mundial de Suiza de 1954 a la selección española?

No he sido más que la mano inocente. A partir de ahí, todo lo que se haga es cosa de los jurados. Y todas las secciones han tenido las mismas oportunidades. Tenemos que asumir que, en este tipo de competiciones, el veredicto sería diferente según haya sido la suerte. Los que ganen los días 15 y 16 podrían haberse quedado con un premo mucho menor con otro jurado. Pero esa es una cuestión de suerte. Lo único que puedo asegurar, porque así lo he visto, es que la elección responde exclusivamente al azar.

Usted ya tiene experiencia en los procesos electorales falleros. Todos los años sabe antes que nadie la corte de honor ¿No le llaman durante esa noche para saberlo?

Soy notario, con lo que si hay algo innegociable en mi profesión es guardar el secreto. Y la verdad es que quizá por eso no me llaman. Yo, de todos modos, procuro que en ningún momento me vean hablando por teléfono o mandando mensajes. De hecho, sólo estoy despegado del secretario general si voy al servicio. Por lo que puedo garantizar que nadie se entera por mi.