Cojan el palmarés histórico de la Sección Especial. Quítenle los premios del Siglo XXI porque, sobre todo, encontrarán el nombre «Nou Campanar» repetido machaconamente. Céntrense, por ejemplo, en los últimos 40 años de la pasada centuria. De 1960 a 1999. Más de tres cuartas partes de los primeros premios se lo repartieron tres comisiones: Pilar (14), Na Jordana (10) y Convento Jerusalén (8). Aplacada la euforia inversionista, que hizo crecer a varias comisiones que o no existían o habían tenido un papel más secundario (Exposición, Nou Campanar, Pizarro, Cuba-Literato Azorín...), los últimos años se han convertido en un ejercicio de vuelta la vista atrás. A los recientes triunfos de Convento Jerusalén se le unió el del Pilar el año pasado, que fue capaz de superar con entereza la travesía en el desierto que supuso el periodo «armiñánico».

Y, visto lo que se sigue plantando estos días, la conclusión parece clara: o cambian mucho las cosas (lo que sería una sorpresa morrocotuda), o la pelea por el primer premio retoma esa impronta del retorno al pasado. Pilar y Convento, Convento y Pilar acaparan ya todas las miradas para llevarse el «uno». Na Jordana, la tercera pata de la silla del siglo XX, va todavía a la suya, a su sello personal y su papel aún no es el de ganar. Pero, visto lo visto, tampoco debe extrañar que en un futuro inmediato no recupere el papel de ganador nato que tuvo durante décadas, y que ahora explota de otra forma.

Las dos comisiones tienen todo: la mayor dotación económica, artistas del momento y un beneplácito general. Los peregrinajes entre una y otra demarcación (están muy cerca, apenas diez minutos a pie) y la mayor o menor velocidad a la hora de plantar siguen dando volatilidad al pronóstico, pero éste ha quedado cerrado claramente. O gana una, o gana otra, o la ciudad se cae patas arriba. No menos cierto es que es una obligación. Ambos llevan más dinero que nadie y ambos tienen algo que no se paga con metal: buena prensa. No ya de la mediática, sino de la calle, la de esa etérea «cátedra» que, se quiera o no, también cuenta a la hora de dar el veredicto porque, se quiera o no, los jurados no son impermeables a lo que se dice «por ahí».

Pedro Santaeulalia

Pedro Santaeulalia se ganó esa buena prensa cuando ganaba con más dinero que nadie en Nou Campanar, pero nadie le podía poner ningún pero porque el trabajo era excepcional. Ahora tiene la presión del que no ha ganado el año pasado y que ahora compite con el mayor presupuesto. No ganar sería un revés muy poco recomendable y por eso ha planteado un proyecto «sin excusas», para vencer cualquier juicio previo, donde a quien más tiene siempre se le exige más.

Pere Baenas se ha tenido que ganar la buena «prensa» a golpe de desilusión. Por ejemplo, en condiciones normales, nunca debió perder en 2010 en Nou Campanar ante Convento. Aquella falla no era la mejor que ha hecho, pero la injusticia fue enorme desde el momento que nadie duda, a estas alturas, que la falla que se plantó en Convento nunca le habría ganado si ésta también se planta en el solar de Nou Campanar.

La suerte de Baenas empezó a cambiar en 2012, cuando plantó «Floreal» en Cuba-Literato Azorín. Una falla que entró por los ojos como no habían entrado otras producciones suyas. Hasta el punto de convertirse en todo un icono. Y este año, a pesar de los 60.000 euros de desventaja, está convirtiendo su demarcación en un espectáculo de admiración. Con la ventaja de no tener nada que perder y todo por ganar otra vez.

Sería una sorpresa enorme y, en todo caso, un demérito de una de estas dos, que alguien ocupara el oro o la plata. Pese a que lo que viene de tercero para abajo es de aúpa. Conforme avanza la «plantà» queda bastante claro que hay comisiones que se la van a pegar, pero de verdad. Con lo que se está viendo en la calle —posiblemente hipertrofiado para el dinero que se paga—, ahí hay un noveno o un décimo puesto que puede ser para alguien que soñara con un quinto. El jurado va a ganarse seguramente no pocos enemigos, fruto sin embargo de esa enorme igualdad, en la que la capacidad de persuasión puede hacer voltear un reparto de premios del que se puede esperar cualquier cosa. Comisiones que antes contaban poco han subido cotización de forma espectacular, para liar más el destino de la sección en 2015.