¡Preciosa! La mascletá de Vulcano (Villarejo de Salvanés, Madrid), ayer, fue una pequeña obra de arte pirotécnica. José Luis Giménez Clemente, al terminar su disparo me dijo «dame caña, que si no luego dicen que me tratas demasiado bien». Respecto a su mascletá del año pasado, la de ayer ha sido mejor tanto en la parte de cuerdas como en los aderezos supletorios. Y eso que la de 2014 quedó segunda en la votación. En aquel, que fue su estreno en Valencia, sorprendió con una colosal Senyera de humos, subida de golpe. Pero la ofreció como final de los inicios aéreos. En 2014 lo más importante, por tanto, quedó ´relegado´ al comienzo. Y el desenlace suele ser al final. De hecho la estructura general de la mascletá obedece a un crescendo en el que el clímax sonoro, visual e incluso emocional tienen más sentido como colofón que como apertura. Así que ayer, aprendiendo la lección y sabiendo que esperábamos su ´Senyera 2.0´, Vulcano en los inicios ha jugado a amagar con ella, disparando de forma separada humos azules, rojos y amarillos, secuenciados y acompañados de truenos en anillo arriba (aire) y abajo (suelo), para terminar formando una bandera de Valencia de nuevo, en el inicio, sí, pero sin exagerarla. Había comenzado respetando la traca valenciana ritual, y se había metido a hacer juegos rítmicos que ha ido acelerando. Por cierto que justo antes del fabuloso sonido de los torbellinos ha tenido un ligero retraso en el disparo (y aprovecho y diré ya que el golpe último de la mascletá tuvo algún fleco). El marcaje antes de pasar a tierra ha sido en anillo en toda la plaza y con golpe de truenos al Norte. El cuerpo terrestre, de cinco ´fuegos´, ha sido fabuloso. Muy completo, relleno y vivo, acompañado primero por pitos, luego por chicharras y doblando después éstas para ganar fuerza en el aire. El enlace al terremoto, natural y estopinado (como toca) ha sido realmente bonito. Y su entrada ha estado acompañada y revestida en el aire por lo mejor de la tarde: un nuevo despliegue, ya en serio pero poco a poco, de ´su´ Senyera. Ha creado una indescriptible expectación antes de alzarla completamente en toda la plaza al mismo tiempo con el ´blau´ coronando las barras. No reparo en lo emotivo: voy a lo técnico, artístico y emocionante del asunto. Maravilloso. El ´bombadeo rubricado´ final, contundente, potentísimo y de ademanes claros y concisos, ha sido la guinda. O, ya puestos, el ´ratpenat´ posado en el estandarte de fuego con el que terminó de conquistar Valencia.