La asamblea de presidentes de falla de esta noche se presenta trascendental para el devenir de lo que resta de ejercicio fallero. No sólo por la cantidad de puntos a debatir (las siguientes reuniones serán mucho menos densas), sino porque llega en un momento muy delicado por el enfrentamiento entre la presidencia de la Junta Central Fallera y algunas de las fuerzas vivas de la fiesta. La capacidad negociadora y las ganas o no de alargar las discrepancias marcarán, por una parte y por otra, qué va a pasar en materia de política festera.

En principio, no parece que la cuestión de los jurados vaya a cambiar sustancialmente esa situación. A finales de semana se llegó a un acuerdo de mínimos entre diferentes colectivos a la hora de confeccionar los jurados de fallas. Estos, definitivamente, serán de cinco miembros (no tres como quería la Junta Central Fallera) y no será obligatorio exhibir los resultados de las votaciones. Ese consenso deja simplemente en el aire algunos conceptos, que sí que se tendrán que votar. Por ejemplo, quienes designan el jurado (incluyendo fuerzas vivas como los delegados de sector, la Interagrupación y la secretaría de la JCF) o el sistema de incompatibilidades.

Especial y 1ªA harán sus jurados

Quedará a libre deseo de cada categoría, como el año pasado, organizar los propios jurados. Y, finalmente, tanto la Federación de Especial como la de Primera A harán los suyos por su cuenta. En el caso de la máxima categoría, sí que es cierto que, salvo cambio inesperado, lo que harán será reducir el número y no ir los doce del pasado mes de marzo.

No parece que este tema, como el de la distribución de los ninots en la Exposición vayan a ser los puntos de fricción especialmente. Las cosas pueden empezar a complicarse a partir de la votación para la partida de presupuesto participativo, los célebres 20.000 euros. Sobre todo, porque en el pleno ya se dijo que la propuesta de la Interagrupación (repartir a partes iguales ese dinero entre todas las comisiones, a razón de 52,6 euros por falla) fue rechazada por la mesa al tratarse de una subvención y, en su momento, había quedado claro que la partida tenía que corresponder a «gasto corriente», no a dotación para premios ni subvenciones. En aquel momento, ningún representante de este colectivo hizo observación alguna. Pero desde la Interagrupación se ha venido defendiendo que sí que se puede incluir como subvención si, simplemente, existe voluntad para ello. A lo largo de las últimas semanas se han barajado otras opciones, que incluyen, por ejemplo, mejoras para la actualización de censos, mejoras en las coberturas del seguro, el célebre festival infantil, etcétera. Pero la continuación o no en el debate sobre ese tipo de reparto será un buen indicativo de por donde van las cosas.

El programa de festejos no debería suponer demasiado problema, puesto que éste apenas ha sufrido modificaciones. De hecho, durante el pleno, la única duda que se suscitó fue la de la gala del deporte infantil, que se celebra dos horas antes que la Gala Fallera. El resto del programa no tiene prácticamente ninguna modificación, más allá del traslado de la inauguración de la Exposición del Ninot a viernes por la noche.

Y no está en el programa, pero volverá a salir la petición de readmitir para el Libro Oficial los versos de Ampar Cabrera en valenciano no normativo. La Interagrupación ha hablado incluso de que existirían argumentos jurídicos para exigir la readmisión de la misma, aunque en las cartas que las comisiones deben enviar o entregar dirigidas a Pere Fuset la piden apelando al «principio de tolerancia y pluralidad de nuestra fiesta».