Condensar en una cantidad limitada de metros cuadrados el hecho fallero más importante de la historia es una obra de empeño. Pero eso es lo que se ha hecho y ahora se puede admirar en El Corte Inglés de Colón: la exposición sobre el 75 aniversario de la Sección Especial y que permanecerá abierta los próximos 30 días. Lo que va por delante es esta muestra que, comisariada por Nico Garcés y organizada por la Federación Benicalap Campanar, recoge una parte importante del acontecimiento, materializado en fotografías, maquetas, estandartes, llibrets y otros objetos de culto.

Posiblemente, uno de los aspectos más llamativos es la proyección de las fotos de la práctica totalidad de fallas plantadas, más de 600, en la categoría. Apenas falta media docena. Y unos expositores en los que se hace una selección de medio centenar de ellas atendiendo a varios criterios objetivos y subjetivos, convenientemente explicados. «Sé que no todo el mundo opinará como yo y que se puede cuestionar por qué incluyo una falla y no otra, pero creo que las seleccionadas son una muestra histórica importante». Además del criterio de los premios obtenidos, también se destacan las pioneras en determinados aspectos (material de construcción, técnica de «plantà», arquitectura de la misma...) así como otras por ser la primera o la última de los artistas más emblemáticos. Na Jordana, con nueve fallas históricas, es la más representada, seguida por Convento Jerusalén, Mercado Central y Pilar.

Un ejercicio de nostalgia

El acto de inauguración se convirtió en un ejercicio de nostalgia y subyuga por lo que supone volver a reunir imágenes que suenan de la historia. Era como un particular reencuentro con unas piezas que acaban casi por humanizarse, aunque hace muchísimo tiempo que sus escasos restos se han sido transformando „la materia ni se crea ni se destruye„ y perdiendo físicamente, que no espiritualmente. No es de extrañar, por ello, que el espacio que más embobara eran las pantallas con las fotos, sobre las que se verían comentarios y recuerdos. Nico Garcés, que no dejó de agradecer la ayuda de otros apasionados de las fallas que le han ayudado, reconocía que «hacen falta dos horas para contemplarla con tranquilidad, porque hay mucho detalle en el que recrearse. Además, se han recopilado unos materiales que, seguramente, jamás volverán a estar juntos».

Entre los incunables, los llibrets de las tres comisiones que ganaron ex aequo la primera edición, en el año 1942. O el estandarte que no recogió Palleter-Erudito Orellana por su transgresora falla de 1988 y que ha permanecido en las catacumbas de la Junta Central Fallera hasta ahora.