Asistir a una «mascletà» desde el balcón significa, en cierta medida, ser «alguien» en la sociedad. La ruta para entrar en el hacinado recinto es muy variada. La principal es a través de protocolo del ayuntamiento, que, por lo menos hasta ahora, distribuía a los grupos municipales (proporcionalmente a su representación), patrocinadores y compromisos (empresarios, clubes deportivos, actores o personalidades de diferentes ámbitos institucionales). La Junta Central Fallera se lleva otra parte, que incluye todo el cortejo oficial y departamentos como medios de comunicación o relacines públicas, así como la prensa, que tiene su recinto reservado. Entre las invitaciones habituales está la de las juntas locales, que acudían representadas por presidentes y falleras mayores en los primeros días del mes. También se invitaba a comisiones en circunstancias muy especiales —celebrar un aniversario, la de las falleras mayores, las de Sección Especial —que tienen un día prefijado— o, simplemente, por estar «bien conectados». Para acceder hay dos tipos de acreditación: la permanente, para aquellos que acuden todos los días, y las de un sólo día, que son tarjetones que hay que recoger en el momento.

Las invitaciones se reducen drásticamente los días 16 a 19, en que los invitados cambian al acudir más autoridades pertenecientes a la clase política. m. d. valencia