Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

M´has pres per ninot de la Falla

Calla, calla, calla, tú m´has pres per ninot de la Falla i si et faig cas és cosa segura que me cremaràs», dice el estribillo de la canción que popularizaron con éxito Els Pavesos con Joan Monleón al frente, resucitadores del género musical del varieté.

El «ninot» es el gran protagonista de las Fallas, por lo general atrevido y descarado, la caricatura hecha escultura. Ideado para asombrar, hacer reír y ser condenado al impío fuego purificador con el que enviamos al trastero nuestros endebles inviernos. Son, por lo demás, el ingenioso punto de atención de la crítica satírica, que proclama lo más duro de la vida con humor, razón por la cual siempre son inteligentes.

Este año verá querido visitante cómo la mayoría de «ninots» serán referidos a la corrupción, a la metida de la mano de los políticos y adláteres en las cajas de dinero público. Será la pena de la Falla, que no del telediario, que se adelanta ganosa a la renqueante lenta locomotora de la justicia. Es el veredicto de un pueblo constituido en jurado de risas y opiniones.

Caerá inmolado por las llamas, más antes habrá cumplido con su misión, ser el látigo de quienes atropellan inmisericordes al pueblo llano, que en Fallas pasa factura a la manada de indeseables e impresentables que tan vergonzantemente nos gobernaron, o nos robaron.

El «ninot» de Falla tiene su historia, lo inventó un gran artista pictórico, Antonio Cortina, «el femateret de Almàssera», el pintor admirado y seguido por Joaquín Sorolla, hasta el extremo que obras de éste fueron creídas mucho tiempo del pincel de Sorolla. Fue un hombre de grandes convicciones republicanas, peor que pintó a Alfonso XII.

Es un gran olvidado en el mundo del arte y desconocido en el de las Fallas. Puede decirse que fue el primer artista fallero, muy anterior al renombrado Regino Más. En 1863 comenzó a modelar «ninots» en cartón piedra, a modelar en cera sus cabezas y manos. Sentó las bases de las actuales Fallas tan monumentales y artísticas.

Su técnica corrió pronto como reguero de pólvora entre los artistas falleros: primero un modelo en positivo trabajado en barro, la escayola hueca por el interior para el negativo, relleno de los moldes en yeso con cera fundida, unión de los dos positivos de cera y finalmente un toque de pintura.

Las primeras Fallas con «ninots» de Cortina se alzaron en el barrio del Carmen, donde vivía, por entonces nuestro Montmartre particular, barrio de artesanos y talleres de artistas, alojados junto a la Escuela de San Carlos. El honor les cupo a la del Tossal, Alta-Mossén Sorell y Pellicers. La del Tossal hasta fue censurada al destacar en una de sus secuencias taberneras una botella, al creer el gobernador, de nombre José Botella, que se estaban ciscando en él los falleros y el artista, al decir del buen hacer investigador de Carmen Pinedo y Elvira Más, que nos lo han sacado del reservado baúl de los recuerdos.

Compartir el artículo

stats