En casa de Jessica Abel no hay sitio para muchas más cosas que no sean fallas. Porque el día que tenga hijos, seguro que habrá más fallas. «Mi marido es el presidente de la Agrupación de Quatre Carreres y yo€ he estado en el grupo de play back, profesora de jotas, toco el tabal, delegada de agrupación, secretaria de la falla€ en casa vivimos por y para las fallas. Nuestras conversaciones son las fallas, las fallas y las fallas. Mis 24 horas. Sólo paramos un poco en agosto€ y no dejo de estar pendiente de las redes». Y si algún día llegan los rorros, el conflicto está servido: «mi marido es de la falla el Bressol del Moble de Sedaví y yo de Isla Cabrera. Y no estamos dispuestos a movernos cada uno de su falla. Con lo que acabarán apuntados a las dos». Hace ya tiempo que casadas o parejas de hecho están en la corte, por lo que el estado civil no le preocupa. Aún no lo era cuando ya preseleccionada para la corte de 2013. «Fui fallera mayor en 2012 y, efectivamente, llegué a la final.

Este año se cumplía el 40 aniversario de la comisión y como no se animaba nadie, decidí repetir y encantada de hacerlo». Y repite final a riesgo de volver a quedarse fuera. «Quien no arriesga, no gana. Soy muy fallera, he vivido la fiesta en todo tipo de formas, cada una es diferente y esta también me gustaría vivirla». De pequeña fue infantil en 1999 con su madre de fallare mayor. También forma parte de aquel mítico grupo de Isla Cabrera que ganó el concurso de play back de la Junta Central Fallera, en el que los sirvientes mataban a la dueña «que era mi madre».

Al año siguiente ganaron en individuales «y yo era una de las solistas. ¡Tengo dos victorias en mi palmares».

Con 28 años se gana la vida poniendo guapo el mundo, en el centro «de estética y bienestar» Jardí de l'Edén en Sedaví.