El inicio de las pruebas de las aspirantes a fallera mayor o corte de honor con sus respectivos jurados ha puesto en evidencia un aspecto que estaba en proceso de revisión y que queda claramente diagnosticado: el interés por los cargos mantiene todo su vigor.

Primero la crisis económica y después la llegada del nuevo equipo de gobierno dejaba en la duda la adaptación del cargo a los nuevos tiempos. Mucho se teorizó en los últimos años sobre estas figuras, incluyendo críticas desde los sectores más progresistas: ser una figura machista y a la que, en teoría, la sociedad le estaría dando la espalda. El trabajo de campo, de momento, demuestra que el vigor se mantiene: el número de participantes en las preselecciones no ha descendido, la repercusión en los indicadores de audiencia, y especialmente en las redes sociales, se mantiene con todo su vigor, superando claramente a otras facetas más teóricamente básicas en la fiesta, como incluso el monumento fallero y los artistas.

Una buena demostración de ello son, por ejemplo, las quinielas on line, como la que Levante-EMV tiene en su página web, y que se convierten en tendencia.

A pesar de ello, este fenómeno, acuñado ya como «falleramayorismo», mantiene todas sus dosis de pasión. Las decisiones tomadas por la Junta Central Fallera y comunicadas a las candidatas, especialmente en lo tocante a la indumentaria y el peinado, crean debates de lo más encendido sobre la conveniencia o no de las mismas. Y lo mismo sucederá el día 24 con los veredictos. Eso está asegurado.

Tras un año en ejercicio, la JCF de Pere Fuset no ha cambiado la liturgia protocolaria. Las falleras mayores no han descendido lo más mínimo su número de actos y, en todo caso, se mantiene en cartera alguna revisión, como la de que sean cargos más participativos o más involucrados en su suciedad. Especialmente en lo tocante a las cortes de honor, una figura con una visibilidad más que cuestionable, que no consigue quitarse de encima la condición de «florero». Pero para la que se quieren buscar nuevos contenidos cuya aplicación es dudosa (sustituir en actos menores a la fallera mayor, que hablen en público...).

En la Fonteta, a las 20 horas

Por lo que respecta al proceso, el acto de elección presentará una nueva novedad: comenzará un poco antes. Salvo cambio sobre las previsiones, empezaría a las ocho de la tarde. Ya el año pasado se había adelantado a las nueve. De esta manera se pretende que el acto no se alargue hasta pasada la medianoche, a la que posteriormente siguen las fiestas en los casales.