El día 10 tendrá lugar uno de los actos emblemáticos del calendario fallero: la elección de las falleras mayores de Valencia. Seguramente, el más emotivo del año junto con la lectura de los premios del 16 de marzo y el más reciente de la elección de la corte. Es lo normal cuando hay premios que marcan una vida por medio.

Desde que, en 1980, se optara por una elección «democrática» de los cargos representativos de la fiesta, el nombramiento ha estado rodeado de una liturgia. Alguna de ella permanece inmutable. Por ejemplo, que el pleno de la Junta Central Fallera tiene la potestad de conocer los nombres de las elegidas, pero que opta por renunciar y traslada el privilegio a la asamblea de presidentes.

A partir de ahí, el ritual ha ido enriqueciéndose. Los primeros años consistía en que el alcalde leyera los nombres y después las llamaba por teléfono a sus domicilios. Después se incorporó la llamada en directo a ambas, para que los asistentes escuchen sus primeras palabras (y sollozos y gritos).

También ha ido cambiando el ambiente en casa de las elegidas que, conforme pasaban los años acabó convirtiéndose en una invasión de curiosos. Ahora se controla el acceso a la finca y son muchos los que esperan debajo del domicilio.

Lo mismo que la atención mediática, que empezó siendo unas apresuradas conferencias telefónicas y que se han transformado en infinidad de entrevistas en directo.

La mezcla de emociones, alegrías, alguna que otra frustración, los brindis, el reguero de centros de flores, la llegada de la directiva fallera, del jurado, de las que van a ser su corte, los peluches, las afirmaciones de «no me lo esperaba» y no pocas anécdotas conforman un capítulo de la historia de la fiesta. Con episodios conocidos, otros desconocidos y otros que más valdría que no hubiesen ocurrido.

Esta es una memoria gráfica del periodo que va de 1980 a 2006. Prácticamente están todas las protagonistas „la precariedad de los primeros años provoca que falten, por ejemplo, imágenes en las casas de Carmen Dolz, María José Esplugues o Raquel Castañeda„.

Los cambios de estilismo son de lo más llamativo. Un verdadero manual de evolución de modos y modas protagonizado por nombres que forman parte de la historia de la fiesta. Muchos de ellos siguen siendo familiares. Los más recientes los guardamos... para otra ocasión. Pero no se pierdan este repaso por el tiempo en casi 150 imágenes.

También podrán ver las imágenes de la proclamación, un acto que prácticamente se mantiene inmutable y en el que lo que más ha cambiado son la evolución del traje y la autoridad municipal que preside el acto.