No hubo que esperar más que al undécimo renglón del discurso del alcalde para encontrar la primera referencia a la Unesco y a la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Ahora que falta poco más de un mes y medio para ese gran momento, las referencias se acentúan. Y si a lo largo de la historia hay falleras mayores de Valencia que se quedan con algún latiguillo («la primera democrática», «la primera que reinó en infantil y en mayor», «la del año 2.000», Carmen Dolz, Mónica Palmer o Lola Flor, respectivamente), a Raquel Alario y Clara María Parejo les quedará para toda la vida ser las falleras mayores del ejercicio en el que se consiguió esa declaración y que, por lo que se intuye, va a celebrarse con honores de acontecimiento.

Fue un acto en el que todo el protocolo previo „subida de escaleras de todas las protagonistas y la espera antes de la entrada en el hemiciclo de las protagonistas„ superó ampliamente en tiempo a lo vivido en el salón de plenos, donde los mensajes hablaban sobre todo de ese particular «Gran Evento» que lleva años gestándose y que está a punto de llegar desde tierras africanas, en la asamblea de la Unesco en Adís Abeba.

En la bienvenida a las dos nuevas monarcas hizo referencia Ribó al que fuera edil hace un siglo, Enric Durán i Tortajada, al referirse de que «las fallas, allí donde se celebren, son "la festa de la terra valenciana", esa "fiesta divina de la patria amada"». Y también al poeta Isidor Peris cuando recordó que esa celebración compartida, recordó que significará una tarea de responsabilidad «ante un legado que hemos heredado de nuestros antepasados, de quienes nos han precedido a lo largo de la historia abnegada de cada comisión, en el trabajo silencioso de cada taller, mantenido viva la llama de la fiesta».

El mapa de la corte de honor

Para las cortes de honor tuvo una original forma de presentarlas, al distribuirlas por zonas de la ciudad y mezclar los nombres de mayores e infantiles indistíntamente, para dibujar un mapa compuesto por la Valencia antigua, la que desbordó las murallas „en referencia a los ensanches„, los barrios del otro lado del río y del crecimiento de la ciudad, la Valencia marítima y las fallas del área metropolitana.

«Sois un eslabón más en la cadena de la historia fallera. Sois presente, pero sobre todo, sois futuro. Porque las nuevas generaciones son las que tendrán que garantizar la continuidad de la fiesta fallera. Por eso, la noche de la cremà, pensar que siempre os quedará el privilegio de haber contribuido a mantener viva, un año más, esa herencia compartida de fiesta y tradición» concluyó Ribó. Empieza así el año más universal para las fiestas falleras. Con Raquel y Clara y sus cortes de honor de testigos privilegiadas, viéndolo en primera fila.