Alcanzar la condición de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad tiene un inconveniente simbólico: no te dan nada. Ni una copa, ni una placa. Así que la delegación valenciana desplazada a Adis Abeba tuvo que sacar la bandera del cartel de fallas „la versión en dos dimensiones de la falla que preside las Torres de Serranos„ para hacer la foto del recibimiento. Porque cuando llegaron a la estación del AVE se encontraron de frente con los familiares hasta que se dieron cuenta que, apostados en una esquina, una representación fallera los recibió al grito de «Som Patrimoni, som Patrimoni».

Miembros de la JCF, del equipo redactor de la candidatura, la fallera mayor de Valencia, Raquel Alario y componentes de la corte, algunas de la del año pasado e incluso de ediciones anteriores, amigos de unos y otros. Emoción en Pere Fuset y José Martínez Tormo y más pragmatismo en los representantes de la Generalitat, Antonio Bravo y Consuelo Matamoros.

Una vez conseguida la distinción, y una vez celebrada „lo que está previsto en el día de hoy, a pesar de las previsiones de lluvia„, empezará el trabajo. Por eso, el edil apelaba a empezar una nueva época. «Es momento de miraros al espejo y ver en qué podemos mejorar para buscar esa excelencia. Es perfectamente compatible el no renunciar a nada sin fosilizarse. Ahora debemos aprender todos: primero, el no fallero, que debe entender el valor de lo que hacen los falleros. Y los falleros, que las fallas las hacemos nosotros pero que son para todo el mundo. En ese punto de encuentro encontraremos la excelencia que empezamos», dijo Fuset.

Presencia más allá de marzo

De la importancia de la designación incidía Fuset en que «es una gran oportunidad para la promoción de la fiesta. Pero, sobre todo, fuera de temporada. En marzo no puede venir mucha más gente de la que ya hay. Las Fallas crecerán más cuanto más la podamos exhibir fuera de ese mes».

No dudó en reconocer la importancia de actuar urgentemente sobre la figura del artista fallero. «Es una prioridad. Y ahí, hace falta ayuda e inversión. La Junta Central Fallera no puede hacer mucho con los recursos que tiene. Cuando visitamos Bruselas ya miramos el tema y el propio Gremio también tiene que atreverse. Ahora nos estamos adentrando en un mundo nuevo. Hay que saber a qué puerta llamar y, si lo hacemos, podemos encontrar esas ayudas que hacen falta en el sector». También se refirió al Museo Fallero. «Necesitábamos darle condición de tal. Ya lo hemos conseguido. Ahora hay que reforzar la divulgación museística de otros elementos». El siguiente será «la indumentaria tradicional».

También apuntó la necesidad de, «ahora sí, poner en marcha tanto el Plan Estratégico como el Estudio de Impacto Económico».

Había miedo por los toros

Recordaba de los días de Etiopía «que nos daba miedo que nos marearan con el tema de la tauromaquia» y, en ese sentido, no dudaba en mostrar su desagrado con la campaña de Pacma, apenas unas horas antes del debate, involucrando a la propia Unesco. «Aún fuera de plazo entraron alegaciones sobre ese tema cuando ya se ha explicado por activa y por pasiva que la feria taurina no tiene nada que ver con el programa de festejos falleros», recalcó. También aseguró que la celebración se prolongará a lo largo del ejercicio con algunos eventos. «Sobre todo, hay actos que van a tener un acento más especial, como «las galas de la pirotecnia y del artista fallero o la entrada de bandas» y, especialmente, «la Cabalgata del Patrimonio, que, su podemos, le haremos alguna incorporación de carácter internacional. A partir de ahora ya no estamos hablando de un deseo, sino de una realidad».