Las reflexiones y recomendaciones realizadas por el Institut Valencià de les Dones sobre el derogado código de vestimenta de la Junta Central Fallera invitan a eliminar la obligatoriedad del maquillaje, los tacones y el límite del largo de la falda en el futuro. Además instan al máximo organismo fallero a que borre el término «senyoreta» cuando se refiera a las falleras y lo sustituya por el de «senyora» y «xiqueta».

Recomendación, esta última, que las Fallas no atenderán como advertía ayer el presidente de la Interagrupación, Jesús Hernández. Si una parte del texto remitido por la Conselleria de Igualdad hace referencia a cuestiones más o menos previsibles, „lo innecesario de establecer normas sobre la vestimenta de particular o la capacidad de la Junta Central Fallera para decidir entre lo que es adecuado o inadecuado„, otra parte del mismo afecta directamente a las liturgias propias de la fiesta. Y ahí, las fuerzas vivas de la fiesta ponen objeciones.

Éstas hacen referencia, sobre todo, a dos aspectos: a que se considere en el informe «desigual y discriminatorio» la existencia de un acompañante «impuesto», y la denominación de «senyoreta» para la fallera de la corte de honor, que se considera que «ha caído en desuso en nuestros días y tiene connotaciones de carácter discriminatoria, ya que hace referencia a una mujer casada y aporta datos sobre su vida privada, como el estado civil, que no tienen por qué trascender», por lo que recomiendan el uso de «senyora» por ser universal, o «fallera».

El documento elaborado por el instituto dependiente de la Consellería de Igualdad recomienda cinco aspectos fundamentalmente: usar lenguaje no sexista, limitar las recomendaciones sobre vestimenta, evitar expresiones como «senyoreta», evitar alusiones al honor y cuestionar la subordinación a la presencia de responsables del máximo organismo fallero.

El primero de ellos supone evitar la expresión «el vicepresidente» o «el acompañante» y sustituirlo por «la persona que ostenta la vicepresidencia» y «la persona acompañante». Se da la curiosa circunstancia de que, precisamente, en la actual Junta Central Fallera hay un equilibrio en ambas figuras. En concreto, las vicepresidencias están ocupadas por tres mujeres (Mercedes de la Guía, Montse Catalá e Inma Guerrero) y dos hombres (José Acosta y Javier Tejero), mientras que en la delegación de protocolo (los acompañantes) hay paridad: diez hombres y diez mujeres.

La figura del acompañante

El segundo punto va en consonancia con lo más criticado del texto entregado a las falleras de 2017: la presencia de recomendaciones explícitas sobre cómo vestir de particular, que el actual equipo rector copió literalmente del existente en la anterior legislatura, el cual, sin embargo, no se daba como documento «oficial», pero sí que se entregaba a quien lo solicitaba como herramienta de consulta, añadiéndole más articulado de su propia cosecha.

El texto cuestiona una figura que nadie había puesto en duda hasta ahora: la del acompañante porque el texto indica, refiriéndose a las falleras, que «son mujeres mayores de edad, completamente capacitadas para organizar sus vidas». En el dictamen se afea que esa figura „en el caso de la fallera mayor de Valencia, los vicepresidentes y, ocasionalmente, presidente o secretario general„ se la que decida cuestiones como que son los que deben dar permisos «como si viste adecuadamente o con quien puede hacerse un foto», algo que califica como «recomendaciones paternalistas y condescendientes». Es especialmente duro cuando recuerda que se recomienda «sonreir de forma discreta o evitar hacer bromas durante los actos. Eso está fuera de lugar».

El otro punto para la polémica es la mencionada crítica a los conceptos «xiqueta» y «senyoreta» y, por último, «eliminar cualquier referencia al honor». La reacción no se ha hecho esperar. La portavocía de las bases recae por naturaleza en la Interagrupación de Fallas, cuyo presidente, Jesús Hernández Motes, cuya lectura era la de que es «un dictamen muy básico y elemental. A estas alturas ya hemos dicho todos lo innecesario de una parte de las normas porque son de sentido común» en referencia al articulado ya retirado por la Junta Central Fallera.

Pero «lo de criticar la denominación de "senyoreta" es un exceso. Y lo tengo muy claro: las fallas van a seguir llamando así a sus falleras y van a seguir teniéndole el mismo respeto de siempre. Porque si en algo se distinguen las fallas es precisamente el respeto que tienen por sus mujeres y sus falleras mayores. Si sirve la comparación, diría que fallas llevan la sensibilidad y el respeto de serie».