Igual que existe la «cena y espectáculo», la municipal de 2017 será «falla y espectáculo». El estreno de este último será el 11 de marzo, cuando se reproduzca, si no hay inconvenientes, la experiencia que concentró a docenas y docenas de personas en la Ciudad del Artista Fallero entre colaboradores y curiosos. Consistió no en levantar un trozo de falla, sino su rampa de lanzamiento, y al «tombe». El enorme bastidor central que sostendrá el cuerpo central de la falla „lo que se viene a llamar ya el "pirulí"„ y que será retirado en cuanto las tres bases laterales se unan al mismo. Madera para aburrir, que fue subida entre una grúa y el trabajo de los empleados del taller de Manolo García y una legión de voluntarios, entre los que no faltaban artistas falleros que allí acudieron por cercanía y porque el Gremio celebraba a mediodía su Festa del Pí.

Eso sí, al acabar, el concejal de cultura festiva Pere Fuset avisaba que «esto se hará siempre que estén garantizadas todas las medidas de seguridad». La acción consiste en subir a base de brazos y con la ayuda de unas palancas de mecanotubo ese cuerpo central. Eso sí, siempre con loa salvaguardad de una grúa que, según decía el artista, «en la plaza no será una: serán dos, porque hará falta otra para sujetar lo que es el "pirulí", que ya estará instalado». En definitiva, lo que subió ayer eran veinte metros de estructura, a las que se sumarán veinte más ese día.

La ceremonia suscitaba entre compañeros de profesión curiosidad y un punto de recelo. Los hay que consideran que es innecesaria semejante puesta en escena. Manolo García lo justifica: «la falla la puedo plantar entera en una mañana con la grúa. Esto lo hago porque considero que el espíritu de lo que pretendo es importante».

«Como subir al Everest»

Es difícil imaginar un por qué a semejante despliegue. «¿Por qué? Pues igual que los hay que corren un maratón en lugar de ir en coche, los que escalan el Everest pudiendo subir en helicóptero o los que nadan veinte kilómetros pudiendo ir en barco. Creo que esto hace un bien al oficio porque va a tener una enorme repercusión. Salimos de la rutina y demostrará que somos capaces de hacer cosas diferentes y espectaculares. Casi increíbles».

Manolo García aseguró también que «con este ensayo he visto defectos que tenemos que pulir, pero que son fácilmente corregibles» y recordó que «de cara a la plantà, vendrá mucha más gente» y destacó sobre todo «a los colaboradores del taller y a Rigar y a Decotrus, que son los que nos ayudarán con la grúa y la estructura metálica».

Manolo García ha protagonizado la falla municipal en los últimos años. Sus fallas de «vareta» tienen un problema: son composiciones que, por poco vistas, han gustado, pero tienen una fórmula que, por sus especiales características, tienden a «cansar». Por eso, tras el Moisés de Miguel Ángel y el león de las cortes, el pasado mes de marzo ya se reinventó: para la figura del maestro artesano, sin expresión, se optó por un volumen enorme y los espectáculos de luz y color que alcanzaron el éxito. Este año, el proyecto, una torre de comunicaciones, es aún más inexpresivo „es naturaleza muerta„ y precisa de otros condimentos. En este caso es aún más altura (subirá a los 40 metros, algo nunca alcanzado), efectos de luz y color y experiencias como ésta de plantar «al tombe» ante miles y miles de personas.

El «Tombe» protegido por Unesco

El edil de cultura festiva, Pere Fuset, estuvo presente y hasta hizo fuerza con los soportes metálicos. Al acabar destacaba las bondades de la idea: «la aportación del público, por no hablar de la sensación fantástica de ver hasta tres generaciones de artistas falleros ayudando, y recordar que plantar «al tombe» es una de las características que se destacaban en la candidatura de la Unesco como elemento a proteger». La bandera del cartel de fallas ondeó en la parte superior de la falla. Pero, eso sí, reiteró que «una vez visto lo que es, lógicamente tendremos una reunión para tener todas las garantías de seguridad».