No será una «mascletà» al uso. Pero es el experimento más audaz que se haya hecho nunca en la pirotecnia valenciana. Se le empezó llamando Mascletà Vertical. Ahora es la Nit del Espolín (debería ser Nit de l´Espolí). Cada uno empleará ahora la denominación que prefiera porque lo importante es el resultado. El caso es que el próximo sábado, a las ocho de la tarde, el viejo cauce y la Alameda, acogerán el disparo más extraño y audaz jamás realizado en la ciudad. Es la apuesta de la cervecera Amstel para este año y ya ha suscitado la suficiente expectación como para esperar que movilice generosamente a la ciudadanía en vísperas de la Crida.

Se desveló el misterio: se trata de una manifestación pirotécnica, extraña si se quiere, que combinará elementos en diferentes lugares y alturas. El más importante es la estructura que, a 50 metros de altura, y sobre una superficie de 400 metros cuadrados, un diseño pirotécnico grabará en el cielo el elemento decorativo de flores de colores del espolín que luce la fallera mayor de Valencia, Raquel Alario. Y a su alrededor se creará una aureola con el color rojo toscano que hace las veces de fondo.

Pero habrá más: el remate del disparo, el final a 11 minutos, también será vertical. El terremoto empezará en horizontal, como se hace siempre. Pero en un determinado momento empezará a subir hacia arriba. Mil truenos irán disparándose ascendiendo hasta los 45 metros, donde habrá mil más y donde se volverá a recrear la figura del espolín de la fallera mayor. Y se rematará con un remate aéreo.

Y otra característica peculiar: el disparo (ni es mascletà ni es castillo) puede verse y escucharse desde cualquier sitio de los alrededores, pero para observar estos efectos hay que ponerse de frente. En concreto, en el paseo de la Alameda, a la altura de la Piscina Valencia. Los primeros que lleguen allí tendrán la visión privilegiada.

Ricardo Caballer insistía que al instalarse el fuego terrestre en el paseo, las distancias de seguridad son menores que en un castillo convencional. Teniendo en cuenta, además, que el fuego aéreo sí que se dispara desde el castillódromo. «Es para ver de cerca».

«Es un atrevimiento, pero también es una apuesta ilusionante» aseguró el concejal Pere Fuset. «Hay que tener mucha valentía, pero creo que puede llamar mucho la atención». Sólo han podido realizarse ensayos parciales, pero el principal argumento es la confianza que inspira el pirotécnico.