A pesar de las indicaciones de retrasar la "plantà", los artistas falleros continúan trabajando. Algunos, simplemente llevando las piezas; otros, levantando porque el tiempo apremia y, además, las contrataciones de grúa están estipiladas para una determinada jornada.

En condiciones muy complicadas, los profesionales están viviendo su enésimo reto en Fallas, que hay que añadir a los problemas que, ya de por sí, tiene. En general, en la Ciudad del Artista Fallero había una mezcla de sensaciones entre el pesimismo, la resignación y el convencimiento de que el trabajo hay que continuarlo. El temor que mantenían, en cualquier caso, es a la posiblidad de que haya fuertes rachas de viento. Ahora saben que, en cuanto acabe el temporal, tendrán un intenso trabajo de izado y restauración de piezas deterioradas.

No es de extrañar que, antes este cúmulo de adversidades, se haya creado una corriente de simpatía hacia la figura del artista, cada vez más acuciado profesional y económicamente, y que se encuentra ahora con un nuevo problema.