Pocos colectivos han sufrido en los últimos tiempos más calamidades que los artistas falleros. Bajada de los precios de las fallas, exceso de oferta, poco sentido corporativo, aumento de los precios de los materiales, desaparición inminente del cartón, inspecciones, salarios obligatoriamente bajos... solo les faltaba la llegada de la lluvia en el peor de los momentos. Las calamidades sufridas durante la jornada de domingo por la noche y todo el lunes es una nueva prueba de paciencia para el colectivo artesano que, a pesar de las advertencias, ayer continuó trabajando, especialmente al comprobar que, durante la tarde, mejoraban ligeramente las condiciones, haciendo caso omiso de las recomendaciones, especialmente del viento que amenazaba durante la noche y madrugada.

Y es que las recomendaciones de suspender la «plantà» se toparon con otros imponderables. «Yo tengo el transporte contratado para hoy. No puedo dejarlo para el día siguiente porque entonces, a lo mejor ya no tengo». Desde primera hora de la mañana, el veterano Manolo Guitarte cargaba todas las piezas de sus fallas para realizar el traslado. «Siempre hemos tenido lluvia. Raro es el año que no hay, pero ésta ha sido muy fuerte». A la hora de la verdad, la suerte está repartida. Quienes más han sufrido son las que ya estaban arriba. Las de Especial y aquellos que, con mucho trabajo por delante, tenían que ir adelantando el izado de piezas. Ximo Esteve, el portavoz del Gremio de Artistas, se lamentaba en una cafetería gremial que rezumaba depresión. «Tengo una falla levantada en Mislata y se me ha deteriorado la pintura Y estas cosas son complicadas de arreglar». Porque rociar de agua ionizada no está al alcance de cualquier bolsillo y ni siquiera es garantía absoluta de evitar el deterioro. Durante la jornada de ayer eran palpables las señales de deterioro. Lo que se llaman «bufas». Manuel Algarra recordaba que «aunque el corcho parezca que es impermeable, también le entra agua». A Algarra se le estropeó, hace dos años, su antológica cabeza de dama de época en Maestro Gozalbo el 19 de marzo, cuyo terso cutis se arrugó con la tormenta del último día. Ese en que a Esteve se le cayó una falla en Nazaret. «Es que el peligro no es el mismo en todas partes de la ciudad».

A lo largo del día, las redes sociales bulleron con mensajes de ánimo a los artistas falleros. El artista Arturo Vallés reflejaba el estado de ánimo: «No merecemos algo así. Animo al todos los artistas falleros que nos hemos dejado el alma en el taller todo el año dejando pasar festividades, vacaciones , cumpleaños, cenas con amigos y «robando» al nuestras familias el poco tiempo que nos quedaba... para dárselo a las fallas. No es justo asomarte al la ventana y verte el panorama. Menuda estampa. Entre mocos y lágrimas haremos lo que podamos. Ánimo a ese gremio al que pertenezco. A esos locos».

O un no menos deprimido Mario Gual: «Por my bien preparado que crea uno que está jamás está preparado para la lluvia. No tienes más remedio que fastidiarte, intentar arreglarlo lo mejor posible y dar las explicaciones pertinentes. Estoy harto, no quiero sufrir más, Y encima nadie sabe decirme exactamente porque pasa esto. Tiene que haber alguna solución para que un año entero de trabajo no se vea comprometido por un día de lluvia».