La mañana del 17 de marzo suele serlo de cuchillo afilado. Sobre todo, cuando aparecen las comisiones de la Sección Especial. Sin embargo, ayer había crítica contenida. Tan sólo falleros de Sueca-Literato Azorín llevaban carteles con una tímida protesta. Ningún presidente hizo ostentosa demostración de malestar, ni tapó el estandarte del premio de falla con otros de los que se entregan. Fue una ceremonia de frustración contenida. «La cuestión es que si cambias el orden, por ejemplo, del quinto al séptimo, otros serían los disgustados. Eso no nos lo van a quitar nunca porque todos esperamos siempre algo más» decía Vicente Fuster, el presidente de Almirante Cadarso. Hubo foto y hubo un largo pasillo de aplausos entre unos y otros para cerrar el curso 16-17. Incluyendo algún episodio con su punto de morbo, como la alegría incontenible de Claudio Chaqués, el padre de la fallera mayor de l´Antiga y en primera línea mediática en los últimos tiempos por el contencioso económico que mantiene con la falla del Mercado Central.

Da la sensación, sin embargo, de que las frustraciones se han vivido mucho peor en el mapa profesional. Porque ayer empezaban a verterse opiniones y anuncios en ese sentido. Por ejemplo, Javier Álvarez-Sala anunciaba su salida de la Especial tras su segunda experiencia en Sueca-Literato Azorín. «Han sido unos años de duro trabajo y tenemos que descansar y reflexionar que está saliendo mal, el premio no ha sido determinante en la decisión ya tenía idea de parar un tiempo. Lo que no encajo son comentarios que se filtran del jurado como que la falla no está bien entonada ni pintada, solo la cara de ella la veían bien pintada». O el diseñador de la misma y de Maestro Gozalbo, Ramón Pla, quien anunciaba su retirada hasta otra ocasión.

También Paco Giner, el artista de Exposición: «El 17 va a ser el dia del "es que..." y va a ser que no,que he plantado unas fallas de cojones y eso esta en la calle Pero bueno... ahora a esperar esos "es que..."». O Mario Gual: «No les quepa duda que he puesto mi alma y mi salud en cada proyecto, y encima ahora en algunos casos me toca pedir disculpas. No se que estoy haciendo mal, pero lo averiguare y seguire adelante. Yo naci para esto, y morire haciendo esto-. O Mario Seguer: «Con esto de los premios estoy muy cabreado éstas todo un año rompirndote el lomo y llegan cuatro subnormales y té lo tiran todo por la borda esto tiene que cambiar. Si no, mal».

La precariedad económica de los talleres viene a aumentar la frustración cuando las cosas vienen mal dadas, y más cuando el éxito, el fracaso y la estabilidad económica están condicionadas por un jurado, que no son profesionales. En el otro lado de la balanza, los que habían conseguido buenos resultados lo celebraban. Pero quedó claro, en el día después, que el colectivo profesional de artistas vive en un estado de tensión que va a acabar por ser, sencillamente, insoportable.