Si por la ciudadanía fuera, la imagen de la Virgen de los Desamprados convertida en tapiz de flor permanecería en la plaza hasta el fin de semana y seguirían acudiendo miles de personas a contemplarla. Pero se trata de un producto perecedero que se pudre con el paso de los días. Aún así, el ayuntamiento ha anunciado que se podrá visitar sin problemas hasta el día 22 y el 23 se procederá al desmontaje de la imagen y la retirada por parte de las comisiones de falla de las canastillas.

Se trata de un verdadero fenómeno social que ha ido creciendo con el paso de los años: miles y miles de ciudadanos y algunos pocos turistas (el grueso ya se ha marchado) acuden. Y entre medio, numerosas historias. Por ejemplo, se pudieron ver falleras mayores que acudían a fotografiarse perfectamente ataviadas. También es una tradición que acudan falleros en grupo procedentes de poblaciones. Otros llevan niños vestidos de valenciano o valenciana para cumplir una tradición. O, simplemente, tener el gusto de visitar la imagen y hacerse fotos. Este fenómeno empezó nada más acabar la Ofrenda cuando, al disolverse la comitiva oficial, se abrieron las vallas y empezaron las visitas.

La cola empieza a crecer

Uno de los aspectos llamativos de la imagen de este año es el aumento en el tamaño de la cola del manto, que es reflejo de que las comisiones de falla han llevado este año ya más cantidad de flor. Hubo momentos, en plena crisis económica, que la imagen no llegó ni a tener cola al reducirse la cantidad de claveles que, por ramo, llevaban las comisiones.