Aunque había otros rivales con credenciales suficientes, la presencia de Miguel Hernández Agüero entre los candidatos a hacer la falla municipal de 2018 se convertía en favorito y anoche se confirmó. «El xicotet Príncep», basado en la obra de Antoine de Saint-Exupéry, será el hilo conductor de un proyecto que no se presentará hasta finales de mayo o primeros de junio.

Miguel Hernández, Miguel «Hache» es la fórmula que permite que todos se queden contentos. Objetivamente, era el más acreditado de los candidatos: ha obtenido el quinto premio en la Sección Especial en los últimos ejercicios con sus trabajos en Malvarrosa-Ponz-Cavite, demarcación en la que llegó su definitiva explosión. Pero todo su currículum (Padre Carbonell, Palleter, Plaza de Jesús, Obispo Amigó y Menéndez Pelayo) está caracterizado por la personalidad.

Fallas «de autor» en toda regla

Son, en toda la extensión de la palabra, «fallas de autor», que no llegan a un nivel de audacia que le conviertan en «experimental» (lo que espanta a los puristas) ni adopta fórmulas tradicionales (lo que espanta a los conservadores). Le costó romper el cascarón, pero, como suele pasar en estos casos, cuando los jurados empezaron a premiarlo y, sobre todo, cuando dio el salto en la máxima categoría, ya está entre los grandes de la profesión. De hecho, se considera que habría que haberlo visto con unas condiciones económicas superiores para saber cual es un techo que, de momento, no ha parece haber alcanzado.

Posiblemente, una de sus obras más recordadas no es tanto una falla como un ninot: el que presentó en 2016 por Malvarrosa: un corazón formado por especies animales amenazadas, una figura que fue indultada por el Círculo de Bellas Artes (también le dio el título de mejor falla infantil de 2016) y que, para muchos, fue lo más positivo que se plantó aquel año. Es un artista que gusta de trabajar con texturas, telas y, sobre todo, originalidad.

Ocho candidatos

No tuvo duda el jurado, cuya unanimidad lo fue de verdad. Fueron desfilando uno por uno los ocho candidatos: Elena Atienza y Leonardo Gutiérrez, Carles Mondrià, un emocionado Víctor Valero, que comentaba que justo ahora hacía 30 años que había intentado el mismo objetivo, el dúo Cap de Suro, un grupo del Ciclo de Formación Profesional (Juan Carlos Banacloy, Diego Panadero, Clara Silvestre, Marco Antonio Ceballos y Teresa León), Héctor Conesa y el trío formado por Javier Molinero, Juanjo Oller y Bernat Ivars. Pero fue el trabajo de Miguel Hernández, con diseño de vestuario de Reyes Pe, quien los puso de acuerdo. Un artista que, curiosamente, es de los pocos que tiene biografía en Viquipédia.Tiene el grado de Bellas Artes en la Universitat Politècnica de València, la Universitat de Barcelona y la UNAM de México.

Jurado con Nico, «Danielín»...

Un jurado con caras conocidas en el ambiente fallero. Por la Interagrupación de Fallas, Nico Garcés; la presidenta de Borrull-Socors, Pepa Gómez, por la Federación de Fallas I+E (innovadoras y experimentales); el veterano artista fallero y pintor Daniel López, del Gremio Artesano de Artistas Falleros; Nuria Tamarit, de la Asociación Profesional de Ilustradores Valencianos y Teresa Val, en representación de la Fundación por el Libro y la Lectura. Llama la atención la valentía de los estudiantes de FP, algunos de cuyos licenciados están consiguiendo buenos resultados, y que buscaban aquí una particular reválida.

Críticas del PP

Esto no quita para que el concejal del Partido Popular, Félix Crespo, vertiera críticas antes de conocerse el veredicto, asegurando que «es ridículo y vergonzoso que el concejal Pere Fuset saque pecho sobre el número de proyectos presentados, cuando en las bases no se exigen bocetos, plantas, alzados, escenas, de hecho nos parecen pocos proyectos presentados. Únicamente con un currículum, memoria y explicación el jurado debe hacerse la idea y fallar lo que se va a plantar».

Proyectos grandes atrevidos

Y hoy se decidirá el proyecto grande. Hay dos candidaturas y, paradójicamente, de los dos últimos maestros mayores del Gremio: José Latorre y José Ramón Espuig. El primero, acompañado de su habitual Gabriel Sanz y un ilustrador de renombre internacional. El segundo, con su particular lugarteniente gremial, Ximo Esteve. Ambos serán proyectos arriesgados, sin llegar a la audacia de Manolo García, pero tampoco sin ser plenamente convencionales.