Beatriz Lluch, Mireia Pisa, patricia Marzal, Patricia Lluch... la presencia de Zapadores-Vicente Lleó en el «falleramayorismo» había sido normal a lo largo de los años. De vez en cuando, una alegría. Pero el pasado año saltaron la banca y se pusieron aún más en el mapa con la presencia de Clara María Parejo, que remataba el 50 aniversario de la comisión infantil. Y en las pasadas preselecciones, que siga la fiesta: doblete con Claudia González y Aroa Aguilar y la esperanza de seguir teniendo visibilidad. La candidata mayor es una espigada fallera de 21 años (22 a pocas horas de empezar las pruebas finales, el primer día de septiembre) que vuelve a responder a un concepto casi étnico del barrio: «no me apellido Lluch, pero tengo familia cercana». Lo que quiere decir que tiene el ADN de la zona, de cuando ésta era zona de campos y alquerías. Tan implantados, que «mis antepasados eran los dueños de la finca que ahora pertenece a la comisión, donde está el casal y donde almacenamos cosas en los pisos superiores». Y tan implantados, como que su abuela era la dueña del ultramarinos de la zona. Tiempos de «La Gallega». La habríamos reconocido en el grupo de "play back" de Zapadores, ese que alcanzó la final «siendo la primera vez que participábamos. Nos dieron el sexto premio». Y también nos sonaría si recordamos los finalistas de la accidentada elección para corte de 2006, aquella que hubo que suspender por la lluvia y trasladar al Pabellón de la Fonteta, donde se quedó y al que regresará el próximo mes de septiembre. Todavía mantiene relación con alguna de las entonces niñas. «Carlota Llobell, por ejemplo, viene al centro de belleza en el que trabajo». Caleste Capafons, el gabinete de la Gran Vía de Germanías, esquina a Alcoy, es el lugar donde se la puede ver. «¿Mi maquillaje y peluquería de valenciana?. Ella y mi compañero Vicente González... o yo misma, claro».
En San Juan fue nombrada fallera mayor por votación en la verbena de San Juan. Y un par de meses después Joan Ribó llamó a casa de Clara. "No me molesta para nada ser la fallera mayor de la falla de la fallera mayor infantil de València". Además, me ha permitido vivir en primera línea actos que no habría podido ni imaginar». Por ejemplo, «desfilar en la Ofrenda por la calle San Vicente, entrar en la Basílica, estar en su exaltación, verla salir de su casa ese día, la doble Crida en primera línea... momentos que han hecho mi año aún mejor».
