uando una comisión se crea nueva, puede ser por una escisión, un grupo humano encuentra un territorio sin falla y lo coloniza. La comisión de La Punta, sin embargo, está formada principalmente por habitantes u oriundos de la zona. Como Neus, que aunque ahora vive en Malilla «me he criado allí. Iba al colegio en El Saler, mi abuelo fue alcalde de la Punta, los fines de semana vamos siempre que podemos, estamos en las fiestas patronales? y sólo nos faltaba tener una falla». A falta de comisión, durante años perteneció a la del otro lado del nuevo cauce, Mosen Josep Cuenca de Pinedo «porque mi tía era de allí». Pero ahora la tiene más cerca. «Vivimos esa sensación de tener la falla al lado de casa, y de poder verla y, detrás, haber campos de huerta». Hasta se permitían el lujo de tener las fallas sin vallas «pero al final nos destrozaron la infantil y me parece que vamos a tener que protegerlas el próximo año».

Va a de ser una de las más jóvenes de las preseleccionadas. No la que menos, pero los veinte añitos lo han cumplido muchas. Estudia el grado de Educación Física en Benimaclet. Pero no descarta dar una vuelta aún mayor: «fui amazona de saltos. Me gusta mucho y mi aspiración sería acabar siendo policía montada».

La preselección la vivió en casa: su comisión de Jesús Morante i Borras fue la organizadora de la preselección. El año pasado, su prima María, Martí como ella, ya se quedó en puertas en la fiesta de la Fonteta hace doce meses. En el perfil que se le dedicó lo anunciaba, refiriéndose a las fallares mayores de La Punta: «mi prima será la siguiente y mi hermana, la de 2018». La historia se cumple puntualmente. Ahora falta revertirla en la gran final.