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Ana Teresa Murgui González: Falla Malvarrosa-Antonio Ponz-Cavite (Malvarrosa-Cabanyal-Beteró)

Una vida entre la enseñanza, las mejores luces y la gimnasia rítmica en serio

Una vida entre la enseñanza, las mejores luces y la gimnasia rítmica en serio

Las falleras mayores lloran en la presentación, en la Ofrenda, en la «cremà», pero Ana Teresa también lo hizo «en el encendido de luces». Porque aquel 10 de marzo fue la definitiva mayoría de edad de Malvarrosa-Antonio Ponz-Cavite, el día en el que alcanzaron el segundo premio, colándose entre los colosos ruzafeños. «Senyor llumener Máximo Mariano, por encendre la Malva-rosa» fue la orden. «Ver tanta gente, todo el barrio y los que habían venido de lejos, el resultado, los aplausos, venir la fallera mayor y la corte€ es el acto más emocionante que me podía imaginar». Y es fiel al ideario de la comisión porque repite lo que dice su presidente: «Si: este año nos vamos de la Sección Especial. Pero volveremos. Como mínimo, en el 75 aniversario estaremos ahí».

Ahora puede iluminar su currículum con una presencia en la corte de honor, esa que se le escapó para la de 2007. «Me sirvió para aprender». Y no poco, porque las otras dos niñas de Malvarrosa-Cabanyal-Beteró, Amparo Santos y Cristina Hernández, sí que alcanzaron el sueño. «Pero fui a verlas a muchas cosas y me hicieron sentirme bien». Ahora€ «llevaba lógicamente, pidiendo ser fallera mayor desde 2007. Ya era imposible cambiar de opinión». Septiembre puede ser histórico para ella, porque también tiene una oferta para empezar a trabajar en la Escuela Infantil Infantes, del barrio. «Soy persona de ideas claras: ser educadora infantil es una vocación desde pequeña. Me conocen de haber hecho prácticas y ya hablé con ellas ante la posibilidad de tener suerte y me han dicho que no me preocupe. Por ese lado estoy tranquila». Como lo fue practicar gimnasia rítmica. «Iba cuatro veces por semana a Buñol y participé en campeonatos de España de categorías base. Pero es un deporte que tiene fecha de caducidad y yo me tuve que retirar por lesiones en los tobillos. Pero en cuanto lo dejé tuve claro que quería ser profesora e inculcar los valores que aprendí con ello».

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