ubo un tiempo en el que Poeta Alberola-Totana era una comisión que se repetía insistentemente en la corte de honor. Pero algunas de las fallas, en ese sentido, «clásicas», han entrado en una época de sequía. Andrea tratará de romper esta mala racha, la de los «totanos», que dura desde la presencia de Débora Beltrán en el año 2004. Aunque para ello tendrá que buscar tiempo y espacio en su trabajo de Higienista Dental en la Clínita Millenium del Puerto de Sagunto, que tan sólo es una parte de su versatilidad médica, puesto que también tiene los estudios de técnico de radio diagnóstico y técnico de farmacia. «Cuando empecé de fallera mayor es cuando había empezado a trabajar y lo tuve muy fácil. Me ayudaron mucho», resaltó.

Se apuntó a esta comisión por relaciones familiares. «Antes era del Grupo Antonio Rueda, pero hace diez años pasé aquí» y no ha perdido el tiempo, porque aún le dio tiempo a participar en el concurso de play back, de la Junta Central Fallera, donde levantó un primer premio «y también un tercero, y un cuarto y un sexto». Fue fallera mayor el año pasado «porque, como es fácil imaginar, era mi sueño. Me presenté yo sola y salí. El año no pudo ser mejor. Es que no me puedo quedar con algo en especial. La ofrenda, la presentación, toda la semana fallera... igual todavía no conozco la cara mala de todo, pero no puedo pensar más que en cosas buenas». En su comisión tuvo que pasar por un trámite para aspirar a la corte: Presentarse. «Ser fallera mayor no da derecho automático para presentarse, pero en los últimos años se respeta bastante. No lo hizo nadie más», explicó

De su elección en la corte se hablaría no sólo en València, en la Olivereta o en Poeta Alberola. Por ejemplo, en Sege (Albacete), que es la aldea originaria de su padre quien, por cierto, conoce una visión muy particular de la fiesta fallera: «lleva a los falleros a la Ofrenda con el autobús». Y por parte materna son de Lugones, en Asturias. «A mi abuelo le recomendaron un lugar como València por cuestiones de salud», expuso.