Motivación y aprendizaje. Cinco estrategias motivacionales para el docente» es el nombre de la tesis de fin de grado con la que Conchín Agustí remata sus estudios de Magisterio Infantil, que compagina con el trabajo de monitora en el colegio Pio XII. Ahora piensa en preparar las oposiciones aunque no descarta la posibilidad de doblar la apuesta con el magisterio de primaria. Todo con tal de prepararse para un futuro que seguirá marcado por las fallas y especialmente por la suya, Avenida Burjassot-Padre Carbonell, a la que pertenece desde el principio de los tiempos. «Mis padres son los dos de Benicalap y se apuntaron de niños y todos los amigos del colegio han traído, con el tiempo, a sus respectivas parejas, y los considero ´mis tíos´. De hecho, los veo más que a mis propios familiares. Es la consecuencia de vivir literalmente en la falla». Algo que se extiende a una de las falleras más ilustres, cortesanamente hablando, de la comisión. «Conozco a Marta Pérez Moya de toda la vida. Es ´mi prima´». Su madre fue fallera mayor con Marta de infantil y así, varias coincidencias más. Fue a ella la primera a la que Marta le contó que iba a participar como modelo de indumentaria en el Extra de Fallas de Levante-EMV de las pasadas fiestas.

Pero también hay otra coincidencia con la ilustre en clave de falleramayorismo: «mi hermano fue el presidente infantil de 2000. Es decir, su fallera fue Elena Nebot, que después sería la fallera mayor infantil de València». Ahora espera que las cifras le ayuden: «mi tía fue fallera mayor en 1987; mi madre, en 1997; mi amiga Marta fue de la corte en 2007. Si a mí me eligieran en septiembre de 2017...». Y una particularidad sorprendente en una super-fallera: «no fui fallera mayor infantil porque no quise. ¡No me gustaban los moños! Me gustaba todo de las fallas, pero para eso era muy rebelde. Creo que a partir de los doce años es cuando todo cambió».

Como buena fallera de esta comisión, siéndolo de toda la vida «viví de pequeña el gran momento de la historia de la comisión. Cuando estábamos en la Sección Especial. Fue un tiempo en el que vino gente nueva a la comisión». Aquello, como bien se sabe, no acabó bien «pero tuvimos fuerza para recuperarnos con bastante rapidez. No estamos en Especial, pero estamos bien y seguimos siendo la falla de gente que nos conocemos mucho tiempo. Y eso es lo importante. Porque es nuestra forma de vida».

Ella, más que Conchín, podría ser Conchín III. «Mi abuela y mi madre se llaman igual. Mi nombre completo es Inmaculada Concepción y en el colegio era Inma, pero yo quería que me llamaran como mi madre. En la falla siempre he sido ´Chichín´». Pero para completar la ceremonia de la confusión muestra un anillo: «Me lo regalaron mis tíos el día de la proclamación». Está grabado un nombre: «Inmaculada».