Que las fallas son una fiesta muy reconocida y valorada a nivel internacional es algo que se sabe desde hacetiempo. Otro asunto muy distinto ya es exportarla y llevar sus costumbres y los 'ninots' más allá de las fronteras del país.

El artista Toni Fornés se ha atrevido a hacerlo. Ni más ni menos que ha plantado un monumento en Colombia, concretamente en Bucaramanga.

El motivo es la Fiesta de la Cultura que se celebra en aquella ciudad desde el 1 hasta el 17 de septiembre. Entre la programación se encuentra un desfile de carrozas elaboradas por artesanos locales. Pues bien, Fornés ha llevado a cabo en esa ciudad un curso de capacitación para que un total de 28 artsitas encargados de su fabricación aprendieran la técnica que usa el gremio fallero para moldear el corcho blanco y que estos elementos tradicionales de Bucaramanga ofrezcan una mayor calidad para poder competir con las carrozas típicas de otras ciudades como Barranquillas, muy reconocidas a nivel internacional. El objetivo es que los carruajes «tengan una identidad propia», aseguraba el propio Fornés hace unos días, antes de partir hacia Colombia.

Durante algunas semanas, el artesano valenciano ejerció de monitor y enseñó a los artistas locales «para que tuvieran la calidad que tenemos nosotros en las fallas pero en las carrozas, que era lo fundamental», explicaba.

Además de elaborar los elementos que formarán estas carrozas, los participantes han creado una falla que lucirá durante unos días en la ciudad pero que aún no está claro si arderá, en tanto que no está claro que esta tradición encaje con las costumbres de aquel país. El artista explicó que las escenas seguro que no se quemarán pero que intentará que al menos la parte central pueda ser pasto de las llamas, en tanto que ese es objetivo final de una falla.

La «plantà» del monumento tuvo lugar el pasado vieres y levantó una gran expectación entre los vecinos de la ciudad, que se quedaron sorprendidos con la calidad de los «ninots».

El director del instituto de Turismo y Cultura de Bucaramanga estudió su doctorado en València. Fue durante sus años en la ciudad cuando conoció las fallas. Sorprendido por lo que los artesanos eran capaces de hacer con el corcho, al llegar a su actual puesto pensó que una buena forma de que las carrozas de la feria cultural que celebran en la ciudad ganaran en calidad sería que algún artista valenciano enseñara a los profesionales locales su técnica. «La han cogido muy bien, ha sido muy fácil trabajar con ellos porque son muy buenos profesionales. Lo complicado, eso sí, «ha sido encontrar materiales, «porque muchos de los elementos no tienen el mismo nombre».