Posiblemente, la fiesta de Halloween sea la más extendida por las comisiones de falla más allá de los actos propios de la liturgia festiva. Se podría escribir un manual sociológico que explicara la querencia de los falleros por un festejo que combina buena parte de sus rituales como asociación y que incluirían como elementos inconfundibles la reunión y la estridencia. A lo largo de tres jornadas (sábado 28, martes 31 y sábado 4) prácticamente no hay comisión que no haya organizado una fiesta inspirada en la adaptación de la Nit d'Animes. Pero con la particularidad de que es casi imposible encontrar una cuya denominación sea la valenciana: todos se apuntan a la versión anglosajona.

Las Fallas han importado algunas fiestas durante su calendario anual. Pero ninguna como Halloween. Hay muchas Oktoberfest y muchas Ferias de Abril y una enorme cantidad también de fiestas de San Juan. En la que se va a celebrar en los próximos días, las comisiones lo celebran tanto en versión infantil como en la adulta o indistintamente. Con una cartelería muy al uso, llena de calabazas, brujas, zombies y estéticas similares. El programa es sencillo: una merienda o una cena y una fiesta a su alrededor. Hay infantiles que pasarán la noche en el casal y en otras la fiesta subirá de grados sólo para mayores de 18 años.

Hay variantes de todo tipo: piratas zaombies, masterchef de Halloween, hoteles encantados, pasajes del terros, sanatorios... y no faltan los concursos de decoración de calabazas.

Siempre hay algunas excepciones: la Agrupación de Fallas del Centro sí que ha convocado a sus falleros, una vez hayan celebrado sus halloween casaleros, a una cita el 31 por la noche: la Ruta del Miedo, un paseo facultativo por los lugares tenebrosos de la ciudad.

Por un día, o una semana, las fallas se olvidarán del "fomento de las tradiciones valencianas" en aras de pasar una jornada divertida. Y, preferiblemente, terrorífica.