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Fallas

Noventa años entre Pepita y Mónica

El traje de la vicepresidenta recordará el vuelo y las caídas de tela de los años viente

Noventa años entre Pepita y Mónica

Dentro de los límites que permite la estética actual. Es una forma de decir "políticamente correcto" pero con un punto de audacia: el de recordar lo que fuimos en algún momento. Ni siquiera una semidiosa como Pepita Samper superaría el examen de los expertos o "expertos" en indumentaria tradicional actual, que hay casi tantos como falleros y falleras hay interesados en el tema. O sea, decenas de miles. Pero la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, no ha dudado en ponerse en manos no de un indumentarista ("realmente ese término no existe" asegura Xavier Rausell) sino de un investigador de aquello que, a lo largo de las épocas, lucían nuestros antepasados.

El traje de Pepita Samper, salta a la vista, no cuadra con los cánones actuales. Rausell participa en el grupo de baile Les Folies de Carcaixent. Cuando desfilaron en el pasacalle inaugural de la Gran Fira de València, los hay que se escandalizaron. Pero no era más que eso: la recreación de cómo se vestía en aquellos años veinte en que la Fira lo era todo en la ciudad. Que es el momento, además, "en el que las Fallas incorporan a sus liturgias la indumentaria tradicional, que ya existe, pero que no se ha utilizado para esos menesteres. Estamos hablando del periodo en el que empiezan a aparecer las reinas de la fiesta. La propia Pepita Samper, tras participar en el certamen nacional de belleza, sería una de las primeras falleras mayores de una comisión, en Russafa". Y luego aparecerían las bellezas falleras, precursoras de la fallera mayor de València.

Mónica Oltra lucirá, como traje "nuevo" y "principal", el de su presentación o la Ofrenda, un modelo inspirado en aquellos modos de hace casi noventa años. Vestirá un «Alcázar» de Art i Estil, como tela. Pero no es un espolín, como el «València» que lució Samper. "Ella, por propia convicción, no puede llevar una prenda muy cara mientras sus políticas hablan de contención o austeridad. Es coherencia consigo misma". La tela tendrá sus particularidades. Por ejemplo, tendrá "menos caídas, lo que permitirá ver mejor el dibujo". No llevará cancan, sino sólo enaguas almidonadas "lo que dará un vuelo más natural". Cosas de la vida, Rita Barberá estaría encantada con este estrechamiento, del que hizo su particular cruzada. También dispondrá de dos cuerpos de manga larga, uno negro (como el que lleva Pepita Samper en prácticamente todos los documentos gráficos históricos) y otro en color. Son de «vellut» y «brocat». Y dos juegos de «mocador» y delantal. Se peinará en casa "de una forma más natural, sin ondas imposibles" pero también habrá que "acoplar a las necesidades propias de una persona que va a ir muchas horas con esta indumentaria". Y alternará diferentes tipos de "arracades".

El traje de Pepita Samper se exhibió durante meses en el Museo de Etnología. "¿Cómo se sentiría ahora alguien con ese traje? No se sentiría bien: no es cómodo. Es un traje bastante pesado. Y como nos gusta mucho criticar, lo criticaríamos por la forma que tiene, que no casa con lo que ahora entendemos como lo 'correcto'". ¿Y si alguien lo reprodujera casi al milímetro? "Realmente estaríamos 'inspirándonos'. Pero nunca quedaría igual. Cada vez que nos vestimos estamos reinterpretando, adaptando lo que tenemos".

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