La elaboración ancestral de las pizzas napolitanas es el elemento más llamativo que ha alcanzado la condición de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que en las dos sesiones de la Unesco correspondientes a 2017, que se celebran en Corea del Sur, ha añadido 33 nuevas manifestaciones culturales de diferentes continentes.

La aportación italiana es, por proximidad, la más llamativa y a llevado al simplismo de comparar una falla con una pizza. Evidentemente, el organismo internacional no valora el producto elaborado, sino el proceso por el que, a lo largo de los siglos y generaciones de artesanos, ha llegado a nuestros días. Se destaca que tiene su origen en el Siglo XVI y que, actualmente, quedan tres mil "Pizzaiuolo" napolitanos.

El primer paso por parte de la candidatura se dio en 2010 y la hizo la Asociación de Pizzaiuolo Napolitanos. Salvando las distancias, la particular Junta Central Fallera de dicho arte.

Sí que llama la atención que esta candidatura estuvo avalada no ya por el las instituciones, representantes de la ciudadanía, como aquí el Ayuntamiento o la Generalitat, sino por los propios vecinos: más de un millón de napolitanos participaron en una masiva recogida de firmas de apoyo.

El Ministro de Cultura italiano estuvo ayer en un último acto de apoyo a los Pizzaiuolo, que ayer celebraban su triunfo.

En el expediente presentado por las instituciones italianas, se destaca que el legado de estos Pizzaiuolos "no sólo propicia la celebración de eventos sociales y los intercambios entre las distintas generaciones, sino que se reviste el carácter de un verdadero espectáculo cuando el maestro "pizzaiolo" muestra su destreza a la vista del público en su establecimiento ("bottega"). Todos los años la Asociación de ´Pizzaioli´ Napolitanos organiza cursos sobre la historia de la pizza, así como sobre los instrumentos y técnicas para cocinarla. En Nápoles, se pueden aprender estas técnicas en escuelas especializadas o en el seno de la familias. Sin embargo, las prácticas y los conocimientos vinculados a este arte culinario se transmiten fundamentalmente en las "botteghe", donde los jóvenes aprendices observan el trabajo de los maestros "pizzaioli" para perfeccionarse y acabar dominando todas las etapas e instrumentos de elaboración de la pizza". Se repiten, pues, argumentos que valora especialmente la Unesco y que también esgrimieron las Fallas: técnica artesana y ancestral, transmisión entre generaciones, integración dentro de la sociedad que la cobija y existencia de unas prácticas muy específicas.

La lista de nuevos patrimonios incluyen manifestaciones artísticas, folclóricas, culinarias (la labor de los "pizzaiolos" no es la única), artesanas y festivas. Entre estas últimas sigue sin haber manifestaciones especialmente populares, como puede considerarse las Fallas, que de esta manera mantienen esa particularidad de ser, de alguna forma, la única festividad avalada por la Unesco que también aparece con alguna frecuencia en las listas de las más conocidas o llamativas (estilo Carnavales de Río y Notting Hill, el Holi indio, la Oktoberfest alemana o los Sanfermines). Se incorpora otro carnaval (ya hay varios, pero es el de Basilea. Y llama la atención la inscripción de un "Tribunal de las Aguas" peruano.

El próximo año, el listado de patrimonios valencianos podría crecer con la incorporación de la tamborada de Alzira.

Estos son los Patrimonios Inmateriales de la Humanidad aprobados este año.

´Al-Qatt al-Asiri´, decoración mural tradicional de las mujeres de Asir, de Arabia Saudita

´Assyk atu´, juego tradicional kazajo de las tabas, de Kazajistán

´Bài chòi´, arte tradicional del Viet Nam Central, de Vietnam

´Chog?n´, juego ecuestre acompañado de música y relatos, de Irán

´Kochari´, danza colectiva tradicional, de Armenia´

Kok-boru´, juego ecuestre tradicional, de Kirguistán

´Kolo´, danza folclórica tradicional, de Serbia

´Kumbh Mela´, Festividad de la Jarra Sagrada, de India

´Kushtdepdi´, canto y danza tradicionales, de Turkmenistán

´Nsima´, práctica culinaria tradicional, de Malawi

´Pinisi´, artesanía naval del sur de Célebes, de Indonesia

´Sega tambour´ de la isla de Rodrigues, de Mauricio

´Shital Pati´, arte tradicional de tejido de esteras en Sylhet, de Bangladés

´Uillean piping', música de gaita irlandesa, de Irlanda

´Zauli´, música y danza populares de las comunidades guro, de Costa de Marfil

"Hidrellez", celebración de la primavera, de Macedonia y Turquía

Artesanía de figuritas de barro de Estremoz, de Portugal

Canto a varias voces de Horehronie, de Eslovaquia

El arte de fabricar y tocar el kamanché o kamanchá, instrumento musical de cuerda frotada, de Irán y Azerbaiyán

El arte de los ´pizzaioli´ napolitanos, de Italia

El carnaval de Basilea, de Suiza

El oficio tradicional de molinero de artefactos de viento e hidráulicos, de los Países Bajos

El punto, de Cuba

El rebético, de Grecia

La ebanistería de Konjic, de Bosnia-Herzegovina

La música y la fabricación artesanal de órganos, de Alemania

La tradición de preparar y compartir la ´dolma´, signo distintivo de identidad cultural, de Azerbaiyán

Música del khen laosiano, de Laos

Prácticas culturales vinculadas al 1º de marzo, de Bulgaria, Macedonia, Moldavia y Rumanía

Procedimientos y técnicas artesanales de obtención de fibras vegetales para talcos, pintas y crinejas del sombrero pintao, de Panamá

Recorridos rituales en La Paz durante la Feria de la Alasita, de Bolivia

Ronda casa por casa de las máscaras "kurenti", de Eslovenia

Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo, de Perú