Hacer de la necesidad, virtud. Sobreponerse a las adversidades. Caer y levantarse. Cualquiera de las expresiones sirve para el relato de ayer. Empieza el disparo de María José Lora y, de repente, el terremoto final se dispara. Quien lo escucha sin ver exclama: «¡que forma de empezar!», pero ha sido un fallo técnico. Lo reconocería después la pirotécnica. Pero, venturosamente, lo que quedó por disparar quedó correcto. Heterodoxo si se quiere, porque un incidente de estos arruina la partitura, pero la gente se lo tomó a bien y la prueba de ello es que, cuando asomó en el balcón la responsable de Caballer FX, recibió una estruendosa ovación. «En este oficio pueden pasar muchísimas cosas peores que esta y esto es lo de menos. Se ha resuelto, la gente está contenta y no ha pasado nada, que es lo importante».

En el balcón, muchas mujeres: futbolistas, jugadoras de baloncesto, que disfrutaron de un disparo cuyos efectos de humo fueron de color morado. También en el balcón estaba Reyes Martí, habitual protagonista en este día y que ya se prepara para su gran momento el 18 y 19.

Rocío Gil y la corte, comprometidas con la causa, lucieron lazos morados. Saben que son altavoz de muchas sensibilidades. Que una de ellas, Alicia Andrés, acompañara en la autorización a Rocío, no fue una casualidad. Es una fallera especialmente comprometida. Por primera vez desde que empezó el ciclo de disparos, y dejando aparte el fin de semana, empezó a verse verdadera animación de público. El mejor indicador es la calle San Vicente. Empieza a ser ocupada íntegramente en los cruces desde donde se escucha y se ve. A partir de hoy y, sobre todo, mañana, será el ensayo general de lo que va a pasar el último fin de semana.