Si el interés que, en estos momentos, suscitan las fallas (los «monumentos» que tan poco le gusta decir a algunos de los artistas) estuvieran correspondidos con una mayor y mejor dotación económica, los problemas de los artistas falleros serían, seguro, mucho menores. De un tiempo a esta parte, miles de falleros o simples vecinos se han lanzado a recorrer la ciudad, especialmente los fines de semana, para contemplar el estado de la «plantà», caigan cuando caigan los días. Realmente, es una forma de pasar la noche y lo único que se pide es no entrar en los recintos donde trabajan los profesionales y, por supuesto no molestarles. Es un nuevo tipo de convoy en el que grupos perfectamente organizados (miembros de una comisión, falleras mayores de un sector, antiguas componentes de corte de honor, colectivos falleros organizados...) hacen una quedada para ir visitando las principales fallas.

Con los problemas que augura la meteorología, que deja la jornada de hoy en incógnita, las fallas van tomando cuerpo. No es el mejor fin de semana este año para hacer la «Ruta de los Remates». Quizá hay que esperar al lunes, pero estas primera expediciones están ya organizadas y recorrerán las demarcaciones de forma copiosa, a pesar de que en los casales haya orquestas y verbenas.

No sólo las especiales están en la calle. Los artistas ya van dejando piezas de todas las categorías. Incluso algunas de Primera A, como Grabador Esteve, empiezan a montar su cuerpo central. Otras, como Reino de València-San Valero, también tiene ya su cuerpo central totalmente preparado. En los barrios ya hay falla: San Vicente-Marvá, Oltá-Juan Ramón Jiménez, Pintor Salvador Abril-Peris y Valero, Doctor Collado, Rojas Clemente... llegan para quedarse y no volver.