Es uno de los actos, emotivamente hablando, más interesantes de la Semana Fallera. Y el hecho de celebrarse en lunes, a ocho días del final de los días grandes (o en el inicio de los mismos, según se mire) aún le da un plus de afectividad. Ayer, durante toda la mañana, miles de falleros procedentes de todos los rincones de la provincia de València, acudieron a la Plaza de Manises a la fiesta anual que convoca la Diputació de València.

Lo que, en principio, es un acto de protocolo, se ha convertido en una fiesta popular. Mejorada, además, con el mensaje que lleva implícito. Por una parte, es una jornada de encuentro y convivencia. Las poblaciones acuden al «cap i casal» a conocerse entre sí y a ser recibidas por las máximas autoridades provincial y fallera: el presidente Jorge Rodríguez y la fallera mayor Rocío Gil. Es el momento de las fotos de grupo, del intercambio de insignias, de selfis o de bailar con la orquesta La Pato. Y junto a este espacio de convivencia, el protocolo. Desde que comenzó la legislatura, la Diputació ha cambiado el espíritu de la contraprestación en aquellas comisiones que nombran fallero de honor al presidente de este organismo. Todas ellas tendrán el preceptivo obsequio económico.

Y algo más: en lugar de obligar a dichas comisiones a incluir una foto del presidente en su llibret, lo que se da a cambio es un estandarte, elaborado expresamente para la ocasión, y que lanza un mensaje social. Con la petición, eso sí, de que se le de visibilidad: junto a la falla o en las vallas. En aquel sitio que, sin importunar la visión del monumento, sí que pueda expresar su mensaje claramente a todo aquel que visite la falla.

Este año, el lema, en un estandarte blanco sobre fondo morado, es «Som Igualtat». Un canto al respeto hacia la mujer. Enlaza con los mensajes de las ediciones anteriores: No a la Violencia de Género y Patrimoni de l´Humanitat.

«Es un acto muy querido por el colectivo fallero porque puede compartir una matinal festiva con la fallera mayor de València y su corte de honor» decía el presidente, Jorge Rodríguez. «Y este año nos sirve para proclamar la apuesta de la corporación por la Igualdad. Igualdad entre hombres y mujeres, pero también entre municipios y personas». Una recepción que en esta ocasión ha servido para que «la Diputació y las Fallas lancemos un grito unánime en favor de la Igualdad entre personas, sea cual sea su género y procedencia».

Importa la visibilidad del mensaje. «Las Fallas son un potente vehículo de transmisión de valores sociales, y este es el único requisito del actual gobierno provincial para conceder la ayuda que cada año destina la corporación a las comisiones falleras de la provincia».

Rocio Gil, coincidió con el presidente de la Diputació en «el potencial de las Fallas para concienciar a la sociedad sobre determinados valores, como es la lucha por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres». Rocío Gil ha agradecido a la Diputació que implique a las comisiones falleras en estas campañas de sensibilización «para que todos podamos vivir en una sociedad más justa e igualitaria. La mujer juega un papel fundamental en las Fallas».

Durante la matinal fueron desfilando una a una las 52 juntas locales falleras, que representan la fiesta en las decenas de municipios valencianos que viven las Fallas con la misma intensidad y dedicación que las comisiones del cap i casal. La vicepresidenta, Mª Josep Amigó, ha hecho entrega a Rocío Gil de otro estandarte con el lema «Fallas sostenibles», otra de las iniciativas en las que se ha implicado la corporación, a través del área de Medio Ambiente que dirige Josep Bort.

Tras la fiesta, prácticamente todos asistieron a la «mascletà». Una visita completa para unas fiestas que enfilan sus días decisivos.