Las fallas de 2018 son las primeras tras el cambio de diversas calles de València por el cumplimiento con la Ley de Memoria Histórica. Varias son las que se ven afectadas, de un modo u otro, por estos cambios de nomenclaturas. A partir del próximo ejercicio, comisiones que llevan décadas denominándose de una forma tendrán que adaptarse a este proceso de rebautizo. Desde la concejalía de Cultura Festiva se anunció durante el ejercicio que concederán subvenciones para facilitar la adaptación de la iconografía, especialmente los estandartes.

Hay quien lo asume con más agrado y otros con menos, pero una de las comisiones, Juan Bautista Vives-Salvador Ferrandis Luna, ha decidido dar un paso al frente e incluso ya ha empezado a dar un premio que conmemora a Olimpia Arozena, la profesora canaria, afincada en València, que cuenta ahora con una calle en sustitución de la que se llamaba Salvador Ferrandis Luna.

Como explica el presidente de la comisión, Juan Antonio Escribano: «Ella era una profesora canaria que se vino a València y fue la primera profesora de la Universidad de València» contribuyendo así a la educación y a la cultura valenciana. Por este motivo, con este premio quieren reconocer, precisamente, a las personas que, siendo de origen foráneo, vivan en la ciudad y contribuyan a su cultura y a su desarrollo.

De este modo, el reconocimiento de este año fue a parar a la artista fallera, de origen italiano, Georgina «Gio» Torres García, que este año debuta en València plantando la falla de la segunda categoría infantil de Santa María Micaela-Martín El Humano. La cual se titula «els quatre elements».

«Queremos darle un auge a las personas que han contribuido en València a relanzar la cultura», contaba Escribano. Y con ese espíritu quieren otorgar este galardón año tras año.

Posiblemente, para esta comisión no sea un cambio especialmente complicado, puesto que se trata de una falla con una denominación muy larga (seis palabras), tendiéndose a abreviar nombrando sólo la primera, más siendo la única que se planta en esa calle, quedándose, a nivel coloquial, en «Falla Juan Bautista Vives». Precisamente, los cambios van a ser más complicados, a nivel de la costumbre, cuando la calle que cambia el nombre es la primera, que suele ser la marca identificativa.

El dilema de Eduardo Marquina

Otras comisiones están a la espera de ver qué ocurre al inicio del ejercicio. Por ejemplo, el presidente de Eduardo Marquina reconocía que va a ser complicado cambiar el nombre por el de Pere María Orts «porque para los falleros, la falla es Marquina y somos «los marquinos». Ni pensamos en quien era o qué hizo Eduardo Marquina». Tanto es así, que la pretensión es trasladar a la Junta Central Fallera la propuesta de mantener otra denominación: «Falla Marquina. Que incluso es el nombre de tres poblaciones españolas». Es decir, convertir el nombre en el apodo, que se aplica a otras comisiones.

Algo parecido ocurre con las fallas de la calle General Barroso-Litógrafo Pascual y Abad. Aquí es el apellido el que forma parte indisoluble de la falla. Tanto es así, que el lema del 40 aniversario es «Barroso lo peta». La otra falla de esa calle no tiene tantos problemas porque es Carteros-Litógrafo Pascual y Abad, y suelen limitarse a la primera calle. General Llorens-Dr. Marco Merenciano ya ha editado algunas cartelerías cambiando el nombre del médico por José del Río. Otra de las paradojas de estos cambios es que Mónica Oltra será la última fallera mayor que desfilará con una banda que lleva estampada la denominación «Ángel del Alcázar».

Paradoja de Antonio Rueda

Otro caso curioso es el del Grupo Antonio Rueda. Este grupo de viviendas junto a la avenida Tres Forques tiene numerosos nombres de calles que van a cambiar «pero no se ha eliminado la denominación del conjunto. Nadie ha dicho que se elimine el Grupo Antonio Rueda, sólo las calles. Por consiguiente, nosotros seguimos siendo Grupo Antonio Rueda a todos los efectos» decía el presidente, Salvador Espert. El presidente de Juan Bautista Vives-Olimpia Arozena espera que «los anuncios de subvenciones para el cambio sean una realidad. «Hay fallas modestas para las que hacer estos cambios es un desembolso importante. Esperemos que no se quede en una promesa».