Un día más, la falla municipal recibía todo tipo de comentarios, de visitas y de miradas. Pero, entre ellas, había unas muy especiales. Allí, desde el balcón del ayuntamiento, el creador del diseño, Okuda San Miguel (Santander, 1980), se asomaba hacia la plaza y veía a su creación ahí, imponente, pegada a la jaula de la mascletà y dando color y alegría a toda la plaza. Esta es, sin lugar a dudas, una falla diferente y única. Okuda lo sabe bien y por eso está seguro que, de una forma u otra, todo el mundo acabará comprendiendo que se trata de eso, de una falla, algo diferente, sí, pero que reune los elementos y el estilo propio de estas creaciones urbanas y esporádicas que cada mes de marzo conquistan la ciudad de València. Y que, como buena parte del arte urbano, donde este joven artista dio sus primeros pasos, son efímeras. Y en eso está, precisamente, gran parte de su atractivo.

«No me he encontrado a nadie que no la comprenda, incluso la gente más tradicional si luego la visita, o acude a la exposición en el museo (Centro Cultural El Carmen), que es un paseo por toda mi historia, sí lo comprende y le llega mucho más».

Okuda disfrutó ayer de su segunda mascletà en el balcón del ayuntamiento. Un espectáculo que le encantó, más aún «viendo ahí la falla entre tanta gente». El espectáculo pirotécnico le pareció algo «increíble. Tiene algo ahí que, de verdad, es especial, notas las vibraciones y es brutal».

Él destacaba, por ejemplo, el momento en que se le rinde homenaje al pirotécnico y también cuando este sube al balcón y todo el mundo le aplaude de forma efusiva. Para Okuda, estas emociones que se viven en una mascletà son las que él quiere trasmitir en cada obra, incluyendo a la falla que este año planta en la plaza del Ayuntamiento, junto a los artistas falleros Gabriel Sanz y José Latorre: «Creo que el arte no te tiene que dejar indiferente. Cuando alguien ve mis obras tiene que sentir algo para bien o para mal y según sean sus experiencias». Él matizaba que su trabajo «nunca tiene un mensaje cerrado, a pesar de que hable de unas cosas, hay gente a la que le puede transmitir otras. Eso es lo maravilloso del arte», reflexionaba.

No descarta entrar en concurso

Una vez que ya sabe lo que es tener un monumento fallero en València, Okuda no se cierra a otras experiencias similares: «la conexión con Latorre y Sanz es muy buena, me está encantando todo lo que rodea a las Fallas y no descarto nuevas colaboraciones». Es más, incluso ve la puerta abierta a participar en alguna falla que entre en concurso: «Pienso que las comisiones sí se podrían atrever a plantar una falla de estas características porque, al final, no es tan distinta del resto». Él explica que «no se sale tanto de los cánones, tal vez algo en el lenguaje y la forma de construir. Pero la composición es muy fallera, aunque con un estilo más contemporáneo».

Él dice que su figura favorita es el ninot porque «es la interpretación del propio artista, como que vomita todo su universo personal», argumenta.

Okuda también lanzó un mensaje reivindicativo del arte autóctono y nacional: «En todas mis entrevistas me quejo bastante a las instituciones, sobre todo por lo que se refiere a la cultura. En España hay artistas buenísimos, pero que hacen muy pocas cosas aquí y deberían valorarse más».

A este respecto, sobre València destacó «toda la tradición de hacer fallas, que tiene gente increíble, profesionales de construcciones muy buenos como Latorre y Sanz y muchos más».

También destacó el arte urbano en lugares como el barrio del Carmen o iniciativas como las de los murales de la punta de hace unos días donde llegó «gente realmente buena».

Finalmente, puso de manifiesto que en su arte uno de sus mensajes más claros suele ser «el positivismo y la libertad»