Me gustaría volver a estar en el balcón, pero sin cámara y micrófono. No de espaldas a la gente, sino de cara a la gente. Y si fuera autorizando la 'mascletà' no te quiero decir». Porque Bárbara Gurrea, periodista de profesión, ya fue una cara habitual en el palco de lujo en las Fallas de 2017. Era una de las escasas tres o cuatro cámaras de televisión autorizadas. «Trabajaba en Ribera Televisión, pero dábamos la señal para tres televisiones y cubríamos para todas ellas. Lo que pasa es que en el cubilete del micrófono había un logo en cada cara y poníamos según quien entrevistábamos. Era un poco complicado porque no te debías equivocar. Si venía una fallera de Ribera o de Horta?». Ahora lleva dos años trabajando en el gabinete de comunicación del Ayuntamiento de Sagunt «pero antes había estado en varios medios haciendo información fallera. Con ellos me inicié ya con la carrera empezada y estoy encantada de haber podido juntar mis dos pasiones: la información y las Fallas».

A pesar de lo cual, la perspectiva de cambiar de papel en el balcón, o incluso haber tenido un contacto mucho más cercano con las que mandan en la fiesta, no le impide dar valor a lo que puede conseguir en septiembre. «Nunca puedes saber de verdad lo que es ser fallera mayor o de la corte hasta que lo vives. Por mucho que las entrevistes, por mucho que las vivas más de cerca? me pasa a mí con mi grupo de falleras mayores del sector, que encuentras sensaciones nuevas cada día, con la de València yo creo que ni aunque fuera un familiar cercano llegas a entenderlo si no lo tienes muy muy en primera persona. Como mucho, si fuera tu hermana». Que no es el caso porque es hija única. Y la baza para Dama de Elche, cuya anterior presencia en la orla de honor se remonta a 1994, con la entonces niña Inmaculada Fernández. «Soy de toda la vida de Dama de Elche. Tantos años como tengo. Mi abuelo paterno es uno de los fundadores de la comisión, que el año anterior al mío celebró el 50 aniversario». Todo en familia bajo el techo del casal. «Mi padre se apuntó con tres años. También mi madre, siendo muy pequeña». ¿Es Bárbara, pues, producto del miles de veces visto 'noviazgo faldero'? «Bueno, ya se conocían del barrio, pero se supone que algo influiría estar juntos en la falla. Mis dos familias son de la calle Islas Canarias».

Fue fallera mayor infantil en el año 2003. «No pasé la preselección: ya era tan alta como ahora». Y este año lo ha sido adulta y tenía muchas ganas. «Ya me tocaba, porque lo hacemos por antigüedad y el grupo de amigas nos hemos ido pasando la banda. En mayores está más o menos claro siempre». No duda en reconocer que «me habría gustado serlo en el cincuentenario, pensando además que mi abuelo fue uno de los fundadores, pero no me preocupa». Cincuenta más uno, con primer premio de falla incluido y en un momento en que la comisión está claramente al alza.

Buceando en los recuerdos rescata su presencia, a primeros de siglo, en la final individual de 'play back' infantil «con mi prima. Llegamos al segundo premio». Ahora busca otro premio y grande.