lguna botella se descorchará si Raquel Avivar Pardo es una de las elegidas en la Fonteta. Preferiblemente, en la bodega Dominio de la Vega, que fundó su abuelo. Porque la suya es una vida ligada a aquel terreno y a los viñedos. Antes también había fundado Torre Oria. «Mis padres se casaron allí y yo misma fui bautizada en Torre Oria. Es un mundo que me encanta ver y visitar, aunque seamos los únicos de la familia que vivimos en València». Y es que la rama materna es Pardo «y ese es un apellido requenense puro». Ellos, en concreto, proceden de la aldea de Los Isidros. Los Avivar sí que son del barrio fallero «pero mi padre, que es de Marxalenes, veraneaba en un pueblo cercano, Los Cojos». Según Google Maps, a apenas dos kilómetros. Y allí se conocieron papá y mamá. Eso sí, «cuando se casaron, mi padre se borró de la falla porque se fueron a vivir al Barrio de San Isidro, y era algo que siempre llevaba dentro, porque era fallero de toda la vida». Regresaron al barrio cuando Raquel nació «porque, por incompatibilidad de horarios, necesitaban tener cerca a los abuelos». Y eso sirvió para que papá se reapuntara y para que ella, con dos años, ingresara en la calle del Camino Barcelona. «Fui fallera mayor infantil ne el año 2005 y finalista». Son varias las preseleccionadas de este año que persiguieron el sueño de estar en la que fue corte de Nuria Llopis. «Estar aquí ahora es revivirlo todo. Una maravilla. Recuerdo momentos grabados a fuego. Como si fuera ayer. La noche de la Plaza de Toros, las pruebas... repetirlo, a pesar del riesgo de no salir, es increíble. Siempre puedo decir que conocí a la corte y a la fallera mayor infantil de 2006 y que participé en aquel proceso. También me sirve para saber a lo que vengo».

Ha sido fallera mayor en el tramo final de su preparación universitaria. «Todo es cuestión de ser metódica y organizada. Me gusta ver las cosas con perspectiva y querer es poder. He hecho cuarto curso de odontología en la Universitat de València. Apenas me queda un año. A la vez, he hecho prácticas extracurriculares y en verano trabajo en el Druni de Arena. Me gusta mucho el mundo del mundo del maquillaje, la belleza... es un hobby. Llevo haciéndolo tes años en verano».

Su nacimiento debe tener algo de mágico. El 24 de junio. Este año, su comisión organizó la víspera su fiesta de San Juan. «A las doce de la noche fue uno de esos momentos especiales, todos mirándose, y una fallera de mi sector me trajo una tarta. Luego vino toda la agrupación». A lo mejor vuelven todos, con tarta o sin ella, para celebrar la presencia, por primera vez, de Camino Barcelona en el cuadro más selecto de la fiesta.