No una, sino dos, son las preseleccionadas que trabajan en la residencia Comunidad de València. Alicia Sáez y Marina Cabrera. Esta última vive en el particular microcosmos de la avenida Peset Aleixandre. «Llevó en la residencia ya tres años. Hice las prácticas y me quedé. Y todo lo tengo allí: la casa, la falla, los amigos, el trabajo...». Y sobre todo, la falla. «Soy de Doctor Peset-En Guillem Ferrer desde que nací». Que lo hizo un mes de diciembre. «A los tres meses hice mi primera Ofrenda. Mi falla es mi segunda familia. Me conocen todos desde que nací, han pasado toda mi vida acompañándome a todo, viendo mi evolución, cómo he crecido... no cambiaría nunca». La familia materna es la oriunda de este territorio a mitad camino entre Benicalap y Marxalenes.

Su reinado era de los más esperados, deseados y buscados. «No fui infantil. Cuando me llegó el momento no pude ser y es algo que se me quedó. Ahora lo he cogido con dobles ganas. Además, llevaba años esperando ese momento. Mi prima ha sido la infantil y no se presentó nadie más». Tan deseado era y tan pendiente estaba como que «uno de mis trajes es amarillo y es el que me habían comprado como traje de fallera mayor infantil». En la comisión ha regresado a su espacio natural de «delegada de infantiles. El año pasado no me dejaron por ser fallera mayor». Apúntese con Marina una nueva afición deportiva poco usual. «Jugué al fútbol, que no es normal», pero aún más: pudo ser bateadora, lanzadora, base o jardinera «empecé a entrenar a sofbol. Pero al poco tiempo sufrí un accidente de coche y me lo tuve que dejar».

Tiene una especial vinculación con Madrid, de donde es su familia paterna. «Tener la familia alejada te hace sentirlos más lejos y más cerca». Y al reinar en la comisión, se dio un gusto: «hacía muchos, muchos años que no nos veían vestidas de fallera ni a mi ni a mi hermana. Así que ese traje amarillo que iba a ser el de fallera mayor infantil me lo llevé allí y me hice una sesión para que me vieran mis abuelos. Fui a los sitios con los que siempre he ido: el Retiro, el Puente de Vallecas, la Puerta de Alcalá, el Palacio de Oriente, el pueblo de mis tíos, Los Molinos...». Con la imaginable expectación: «La gente me preguntaba por la indumentaria, las capas, el ahuecados, los zapatos... y hasta grabé un anuncio.

Estaban filmando para una cadena de hoteles en la plaza de Oriente y me preguntaron si quería intervenir también».

Hoy mismo empezará una nueva experiencia mientras en la residencia preguntarán cómo les va. «Me gusta trabajan ayudando a los demás. Me siento muy a gusto y muy feliz, además del cariño que me transmiten las personas mayores».